ESPAÑA A COMIENZOS DEL SIGLO XX
“Esa
España inferior que ora y bosteza
Vieja
y tahúr, zaragatera y triste;
Sea
España inferior que ora y embiste
cuando
se digna a usar la cabeza,
aún
tendrá luengo parto de varones
amantes
de sagradas formas y maneras;
florecerán
las barbas apostólicas,
y
otras calvas en otras claveras
brillarán,
venerables y católicas”
Antonio Machado “El mañana efímero”
España al comenzar el siglo era un país capitalista, dependiente de la producción agrícola y con enormes rezagos en el desarrollo de sus fuerzas productivas. El 70 % de su población se dedicaba a la producción agropecuaria y la propiedad de la tierra estaba altamente concentrada. Las técnicas de cultivo que se aplicaban eran antiguas, por lo que el rendimiento por hectárea era el más bajo de Europa. Más del 30 % de los cultivos estaban en barbecho y de la tierra cultivada el 80 % se dedicaba a los cereales.
Desde
el punto de vista de la propiedad de la tierra se podía distinguir tres zonas[i]. 1.
Andalucía, Castilla la nueva y Extremadura en donde predominaba el latifundio y
existía un proletariado agrícola que
vivía en condiciones paupérrimas producto de un trabajo zafral y el bajo
salario que percibían por el mismo. 2. Cataluña y Galicia eran zonas de
minifundios. En la primera con enfrentamiento entre los
propietarios, bien organizados, y los arrendatarios cuya estabilidad depende de
la duración de las cepas.[ii] En
la segunda la mayoría de los
propietarios vive en condiciones de subsistencia 3. Castilla y León era una
zona en donde predominaba la gran propiedad, pero con mecanismos de explotación
que la volvían eficaz. Los grandes propietarios lograban hegemonizar en torno a
él a una masa de arrendatarios y propietarios pobres. Será en esta zona en
donde existirá un sindicalismo cristiano con arraigo.
En España no se había resuelto el problema de la
tierra, las desamortizaciones que se realizaron durante el siglo XIX afectaron
esencialmente a la tierra comunal campesina. Esto provocó dentro del
campesinado una gran desilusión del liberalismo y generó una situación de gran explosividad, debido a que, la poca
industrialización que existía impedía a
los campesinos encontrar abrigo en las ciudades como ejército de reserva.
A
escala general de los 2.000.000 de habitantes el 0,5 % tenía casi el 50 % de la
propiedad de la tierra. La
oligarquía rural comprendía a sectores de la nobleza y de la gran burguesía
rural. Existía una gran concertación de la tierra en manos de la nobleza (los
99 “grandes” tenían 577.359 has, un promedio de 5831has por cada uno[iii]). La oligarquía rural española buscaba mantener
su dominio como clase terrateniente. En función de ellos apoyará a la monarquía
primero, a los partidos de la derecha durante la República y a la sublevación
de los militares en el 36. Se nuclearon en torno a los partidos conservadores
(admiradores del fascismo en ascenso), antirrepublicanos y católicos. Las
diferencias del siglo XIX entre carlista y alfonsinos se olvidaron rápidamente
cuando lo que estuvo en juego no fue el reparto del poder sino su propia
existencia como clase.
El resto de las
tierras se repartía entre un sector de propietarios medio capaces de vivir
cómodamente y casi un 1.000.000 de pequeños propietarios en el límite de la
pauperización. En forma zafral y migratoria existía un 1.000.000 de jornaleros.
La
industria se había desarrollado en algunas zonas y su forma de producción no
había alcanzado la magnitud de la gran industria. Las áreas estratégicas tienen
una fuerte inversión extranjera al igual que las principales industrias[iv]. Esta situación producía que la burguesía
industrial fuera débil desde el punto de vista de su peso especifico. La
burguesía financiera que se había desarrollado en zonas importantes, en Vizcaya
y Asturias, rápidamente se vinculó con
la oligarquía repartiendo utilidades de los bancos. Esto llevaba objetivamente
a que esta clase fuera incapaz de llevar plenamente una transformación profunda
de las relaciones económicas existentes y un sector de la misma que integraba
el bloque de poder directamente no le interesaban. Existía seguramente el temor
de que un cambio de régimen político despertara el reclamo social. Sobre la
burguesía existía, sin dudas, el fantasma concreto de la revolución de octubre
y de la propia combatividad de las masas populares (había en España miles de
campesinos sin tierras y la clase obrera pese a su división había dado muestras
de combatividad).
El
rezago industrial que tenía España no
impedía que en las grandes ciudades[v] hubiera una
importante concentración de trabajadores. Más dispersos orgánicamente, por la
inexistencia de grandes fábricas, y más concentrados regionalmente (Asturias,
Bilbao, Cataluña). Por ejemplo si en el conjunto español la población obrera
era el 25 % del PEA en Cataluña era de un 45 %.
Las
capas medias serán la base social de los partidos radicales. Será de la pequeña
burguesía donde surjan sus principales dirigentes, pero carecerán de un
programa de fondo. En parte por su propia situación de clase y en parte por el
temor que le tenia a la masa. Su comportamiento en el proceso de agudización de
la lucha de clases dependerá de la capacidad de
las fuerzas en conflicto de brindarle una perspectiva a su situación
concreta.
Los
intelectuales son un claro ejemplo de estas contradicciones: de los que
apoyaran fervientemente a la República y a la revolución: Hernández, Machado,
Alberti... y los que habiendo apoyando a la República, saludaran en los
primeros días al levantamiento y comprendiendo la verdadera naturaleza de su
hombre su solución al conflicto será la renuncia: Unamuno.
En
García Lorca se nota claramente estas contradicciones. El poeta no será un republicano convencido, más allá
de sus amistades. Cuando el ejército de Franco avance huirá a Granada donde se
sentía seguro. Incluso cuando la ciudad es invadida se refugia en la casa de
una familia vinculada a la Falange, de donde es sacado para posteriormente ser
asesinado. Su muerte será llorada por el mundo. Ejemplificaba lo atroz del
fascismo sobre todo aquel que no pensara lo mismo. Al decir de Raymond Carr
“García Lorca fue víctima de la venganza colectiva y de los oscuros temores de
una burguesía que él había considerado lo peor de España “El fascismo español
carecerá de los grandes representantes de la cultura española.
Los regionalismos
Una
característica de España va ser la presencia de fuertes regionalismos con base
histórica. La búsqueda de solución a los mismos va estar presente en la
conformación de los bloques durante el proceso de la República y la posterior
Guerra Civil.
El nacionalismo
catalán tiene como fundamento la lengua, la historia, la tradición
independentista y una original economía. “Una industria textil, cuya
prosperidad depende de una mercado español
pobre y cuya estabilidad precaria, puesto que su protección aduanera
está ligada a las decisiones de Madrid, en donde el proteccionismo tiene
aliados( grandes cerealistas) pero también virulentos adversarios:
comerciantes, políticos, ideólogos librecambistas, prensa dispuesta a conseguir
popularidad tronando contra “el egoísmo” catalán, militares a quienes se
encarga a la vez a combatir en Cataluña al carlismo “montañés” antiliberal,
anticentralista, y al obrero barcelonés cuyas revueltas toman precozmente
(1936) la forma: “viva la República catalana” o, incluso, “viva el Estado
catalán””[vi]
En el nacionalismo
catalán van a existir tres vertientes. 1. la de la burguesía que busca un
Estado propio y que está representada en la Lliga. 2, La de los pequeños
productores y los arrendatarios que reniegan de la Lliga y se asocian a
Ezquerra. 3. La de la clase obrera que comienza a tener conciencia de su poder.
Serán las dos últimas corrientes que al apoyar a la lucha republicana la harán
popular en Cataluña.
Los
vascos invocan una lengua, un pasado. La pertenencia a un grupo reducido y
amenazado. “Históricamente, las comunidades rurales y montañesas y las pequeñas
“repúblicas” urbanas vascas, construidas en “provincias”, sólo se han
considerado ligadas a los reyes por lazos personales y recíprocos; fidelidad a
cambio de respeto de las libertades y privilegios tradicionales: los fueros”[vii]
Los
vascos elegirán el campo republicano porque este garantizará su autonomía. Sin
embargo en las zonas predominantemente agrarias como Navarra y Álava el
discurso carlista atraerá a los jóvenes al otro lado.
El
movimiento obrero
“Mas otra España nace.
La
España del cincel y de la maza,
con
esa eterna juventud que se hace
del
pasado macizo de la raza.
Una
España implacable y redentora,
España
que alborea.
Con
un hacha en la mano vengadora,
España
de la rabia y de la idea.
Antonio
Machado “El mañana efímero”
En esta España había
surgido tempranamente un movimiento obrero combativo. A comienzos del siglo se
encontraba dividido entre las principales fuerzas que buscaban hegemonizar al
mismo: el anarquismo y el PSOE.
En España la presencia del anarquismo era más fuerte
que en el resto de Europa y siendo la principal fuerza en la clase obrera a
través de la CNT. En el movimiento obrero-especialmente en Cataluña- su peso
era innegable. La CNT, con su estructura
federal que concedía gran independencia a cada sindicato local y su
preocupación obsesiva por el debate ideológico, no fue nunca una fuerza
coherente La forma en cómo debía
organizarse la sociedad futura generó intensos debates. Que generaran una división entre el grupo de los “treinta”
( Pestaña, Peiro, López) y la Federación Anarquista Ibérica (Durrutti, Garcia Oliver, los Ascaso).
Los “treinta” pedían
el retorno a una acción más propiamente sindical más apegada a las
reivindicaciones inmediatas y con perspectivas de acción de largo plazo. La FAI
era una organización secreta que rápidamente dominó a la CNT. Tomaba como método
revolucionario: apoderarse de una ciudad
o de una aldea, poner a los representantes del Estado en incapacidad de
molestar, e invitar a la población a organizarse por si misma. Alentada por
ella estallaron revueltas en Llobregat
en enero de 1932, en Casa Viejas en enero de 1933, en Aragón en diciembre de
1933.
El PSOE se creó a
partir de un grupo excluido de la sección de la Internacional, por el sector de
Bakunin, en 1879. El pequeño grupo
dominando intelectualmente por Pablo Iglesias que tuvo la influencia de Jules
Guesde. Se convirtió en Partido Legal en 1881 y no contaba con más de un millar
de adherentes. En 1888 dos dirigentes socialistas Mora y García Quejido
fundaron la UGT. Centralizado, moderado y reformistas, el nuevo sindicato, fue fundado con poco más de 3000
afiliados. El PSOE y en particular la
UGT se convirtieron en herramientas de masas al ganar las huelgas que
encabezaron (mostrando un grado de organización que carecía los sindicatos
anarquistas). En 1918 contaba con más de 200.000 adherentes.
La
revolución de octubre generó una crisis a la interna de ambas organizaciones.
Que si embargo no aceptaran las 21 condiciones unos ni integrar la Federación Sindical Roja
otros.. Tres corrientes se fusionaron en el PCE las juventudes socialistas con
Andrade y Portela, después la minoría socialista con Pérez Solís, García
Quejido, Anguiano, Almoneda y el grupo dirigente de la CNT que animaban Andrés
Nin y Maurin. Durante la dictadura de Primo de Rivera el PCE fue duramente
reprimido. Al comenzar la Republica era un partido pequeño y con escaso peso
salvo en algunas zonas industriales como
el País Vasco y Asturias y en las zonas campesinas de Andalucía y
Castilla. Solo a partir de 1932, tras su IV Congreso, empezó a liberarse del
dogmatismo con una nueva dirección José Díaz, Dolores “La pasionaria” Ibarruri,
Vicente Uribe, Antonio Mije. Y a partir de 1933 buscó la conformación de un
frente antifascista.
Por
último, producto de diferencias a la interna del PCE- enmarcadas en la
discusión del movimiento comunista internacional- surgirá el POUM, con incidencia especialmente
en Cataluña. El POUM que fue creado por Andrés Nin y Joaquín Maurin. Catalogado
de Trotskista por la vinculación de Maurin con Trotsky y constituyó
un intento de “nacional comunismo” a escala catalana.
Sobre
este volcán de contradicciones se desarrollara la Segunda Republica Española y
se desatara la Guerra Civil.
LA SEGUNDA REPÚBLICA
El
movimiento Republicano se venía reuniendo desde 1926. En el verano de 1930 los
principales dirigentes de los distintos partidos Republicanos llegaban a un
acuerdo: el pacto de San Sebastián. Se proponían formar un comité
revolucionario con un programa de reformas democráticas y entre las cuales se
encuentra el conceder la autonomía a Cataluña.
Durante
1930 se organizaron cientos de mítines.
En diciembre un pronunciamiento de oficiales Republicanos termina en el fracaso
y en la ejecución de sus responsables. Sin embargo el cambio se venía generando
y en las elecciones municipales de 1931 se dio un claro triunfo de los Republicanos en las principales ciudades.
El rey intento imponerse por la fuerza pero no contó con el respaldo del
ejército, el Gral. Sanjurjo le dijo que la guardia civil no reprimiría. Frente
a lo cual decidió huir, pero sin abdicar.
En
el marco de las movilizaciones el comité asume como gobierno provisional y se
proclama la República. Pese a las diferencias todos los grupos estaban de
acuerdo en que las reformas no podían ser por decreto sino obra de un
parlamento. Por lo que se esperó a la elección de las Cortes en junio. Entre
agosto y diciembre, los constituyentes se interesaron por los temas que había
dominado el siglo XIX: la Constitución, la escuela, la iglesia y el ejército.
La iglesia
La
Iglesia católica en general se oponía al
liberalismo- y obviamente al marxismo- y a su separación de la Iglesia del
Estado, en ese marco la Iglesia española se encontraba aún más a la derecha.
Era conservadora y retrograda en el pensamiento de sus máximas autoridades. Un
ejemplo es el monseñor Segura, arzobispo de Toledo, cuyos ingresos anuales se
elevaban a 600.000 pesetas, que pensaba que el baño no era aconsejable por ser
invento de paganos En España se vivía
contradictoriamente entre el fervor religioso en extensas zonas[viii] y
el anticlericalismo militante, especialmente en los lugares en donde las
desigualdades eran mayores. La quema de las iglesias no era una situación nueva
dentro de la historia de España y de esto se aferrará el fascismo para armar su
discurso contrario[ix]. No era causal el odio
que una parte del pueblo sentía por los
símbolos religiosos[x].
La
iglesia tenía un gran peso en el ámbito económico y social. Tenía unos 80.000
clérigos y se estimaba en 11.000 sus propiedades (valoradas en 130 millones de
pesetas). Le pertenecían empresas como el Banco Urquiza, las minas de cobre del
Rif, los ferrocarriles del norte, los tranvías de Madrid y las compañías
trasmediterránea.
Como
institución se ubicó siempre de lado de la clase dominante. En la elección de
1933 y 1936 apoya claramente a la derecha. El propio Pio IX, que demoró en
reconocer a la República, buscaba una salida más política al enfrentamiento
entre Estado e Iglesia. Sin embargo, cuando los sublevados creen su gobierno en
Burgos no dudará, como lo hizo en 1931, en enviar un embajador. No hay que
hacer tabla rasa de los sacerdotes. No fueron pocos los que se pusieron del
lado de la República, quizás lo más conocido van a ser la posición de los curas
vascos. Pero también cuando desde la Iglesia se va a tratar de justificar la
sublevación a través de la “carta colectiva“
redactada por el cardenal Isidro Goma y Tomás, el Cardenal Vidal y
Barraquer y monseñor Mateo Múgica se
negaron a suscribir y fueron expatriados.
Los
sectores conservadores católicos buscaron tener una clara presencia política en
particular por la discusión sobre el papel del la Iglesia en la constitución
(en especial el art. 26). Es a partir de los jesuitas y su hombre de confianza
Ángel Herrera director del “Debate”, que se creará un gran partido católico,
que rechazará tanto las calificaciones de monárquicos como de Republicanos. La
Acción Popular tendrá como jefe a José Maria Gil Robles[xi], el
posterior líder del CEDA (Confederación
española de derechas autónomas)
Hay
que recordar que la derecha se irá uniendo no sin dificultades. Desde el punto de vista económico los unía
los intereses agrarios, pero será la defensa de la tradición y la religión que
lograran unirse y ser capaz de tener el apoyo de masas.
En
este marco aparecen los grupos fascistas. Pequeños en un inicio, sin presencia
de masa y despreciados por los demás sectores de la derecha que los ve como
fanáticos. Sin embargo, serán útiles para ir preparando el caos necesario para
el discurso del orden que argumentarán los militares.
El aparato represivo
del Estado.
El
ejército estaba acostumbrado a tener una participación en la vida política
española. Debemos tener presente que en 122 años hubo 52 intentonas de
pronunciamientos[xii] donde solo 11 tuvieron
éxito. Sin embargo, los militares tenían ahora en el siglo XX dos instrumentos
duros en el combate y obedientes a las
órdenes: la Legión (el tercio) y las tropas “moras” ( los regulares).
Uno
de los primeros temas que abordó la República fue la reforma del ejército. Las
FFAA estaban mal organizadas a la interna (había un oficial cada 6 hombres y un
general cada 100). En un intento de depurar el elemento monárquico del ejército
Azaña ofreció el retiro con sueldo entero. Según Broué-Témine, esto en realidad
depuró al ejército pero no en el sentido buscado, los oficiales Republicanos
casados de la situación decidieron retirarse “la aplastante mayoría de los
cuadros, la totalidad de los grandes jefes, eran decididamente monárquicos,
partidarios de la oligarquía, adversarios de toda revolución, enemigos mortales
de la revolución”[xiii]. No obstante en el
cuadro general de la guerra civil la repartición de oficiales en ambos lados
será equitativa, “(...)22 generales quedaron en servicio en zona Republicana,
17 solamente en la zona sublevada, pero 21 generales fueron ejecutados en la
primera, ocho en la segunda, incluidos los juicios después de la guerra.”[xiv]
Durante el periodo de la República los militares actuaran en más de una ocasión
probando sus fuerzas. Con la conspiración de Sanjurjo en 1932 o reprimiendo la revolución de 1934 por
encargo del gobierno.
Frente
a esta situación Villar hace una precisión sobre cómo Republicanos y
antirrepublicanos estaban ilusionados de sus fuerzas. El ejército había
derrotado la “revolución de Asturias”,
fue traído desde Marruecos al mando de Franco. Dentro del movimiento popular se
había visto fracasar el pronunciamiento de Sanjurjo. Existía una confianza
entre los obreros que una huelga los pararía nuevamente. Estos primeros
enfrentamientos hicieron que ambos aprendieran y se preparan para una nueva
batalla.
El
gobierno Republicano no se atrevió a disolver la guardia civil odiada por la
población especialmente campesina. Habiendo sido creados para combatir a los
bandidos del siglo XIX fueron posteriormente utilizados por los terratenientes
para mantener a raya cualquier intento de rebelión por parte de los
agricultores. Se creo en forma paralela una guardia de asalto de origen
Republicano.
El bienio
transformador
La
elecciones serán ganadas por la izquierdas Republicanas y obreras (el PSOE se convierte
en el partido con más diputados en las Cortes). Por lo que asumió el gobierno
una coalición de radicales y socialistas (octubre 1931- setiembre 1933) que intentó resolver un conjunto de problemas
con cierta ambigüedad de objetivos.
La
composición de clase del gobierno no le permitía apoyarse en las organizaciones
obreras y campesinas para llevar adelante las reformas. Esto va a permitir el
avance de la derecha en un primer instante, frente a lo que considera un
avasallamiento de sus privilegios responderá a la vieja usanza: el pronunciamiento. El 10 de agosto del 32
levantamiento de Sanjurjo fracasa al no encontrar repercusión[xv].
Las
organizaciones obreras mostraran en este primer periodo toda su combatividad,
pero también sus deficiencias a nivel organizativo y comprensión política.
Oscilara entre el reformismo y el infantilismo.
Tierra para quien la
trabaja
“Cada nuevo día es
más
raíz, menos criatura
que
escucha bajos sus pies
la
voz de la sepultura.
Y
como raíz se hunde
en
la tierra lentamente
para
que la tierra inunde
de
paz y panes su frente”
Miguel
Hernández
“El
niño yuntero” (fragmento)
En España no se había resuelto el problema de la
tierra, las desamortizaciones que se realizaron durante el siglo XIX afectaron
esencialmente a la tierra comunal campesina. Esto provocó dentro del
campesinado una gran desilusión del liberalismo y generó una situación de gran explosividad, debido a que, la poca
industrialización que existía impedía a
los campesinos encontrar abrigo en las ciudades como ejército de reserva.
A
escala general de los 2.000.000 de habitantes el 0,5 % tenía casi el 50 % de la
propiedad de la tierra. El
resto de las tierras se repartía entre un sector de propietarios medio capaces
de vivir cómodamente y casi un 1.000.000 de pequeños propietarios en el límite
de la pauperización. En forma zafral y migratoria existía un 1.000.000 de
jornaleros. Desde el punto de vista de la propiedad de la tierra se podía
distinguir tres zonas. Una, conformada por Andalucía, Castilla la nueva y
Extremadura en donde predominaba el latifundio y existía un proletariado agrícola que vivía en
condiciones paupérrimas producto de un trabajo zafral y el
bajo salario que percibían por el mismo. Otra, por Cataluña y Galicia
que eran zonas de minifundios. En
la primera con enfrentamientos entre los
propietarios, bien organizados, y los arrendatarios cuya estabilidad depende de
la duración de las cepas.[xvi] En
la segunda la mayoría de los
propietarios vive en condiciones de subsistencia. Y la tercera, Castilla y
León, una zona en donde predominaba la gran propiedad, pero con mecanismos de
explotación que la volvían eficaz. Los grandes propietarios lograban
hegemonizar en torno a él a una mása de arrendatarios y propietarios pobres.
Será en esta zona en donde existirá un sindicalismo cristiano con arraigo.
Sin
dudas, la cuestión agraria era un tema explosivo. Los campesinos, eternos
excluidos, tenían una gran esperanza en
que con la República se iba a solucionar el tema de la tierra. La Ley de
reforma agraria llevó meses de discusión, con una oposición feroz de la
derecha. Incluso generó el alejamiento del Gobierno de los radicales de Lerroux[xvii] (lo
que mostraba claramente los límites de clase que preanunciaba sus posterior
actitud política).
Aprobada
la Ley la Reforma agraria se aplicó con lentitud y no cumplió con las
expectativas. En el proyecto se buscaba llevar a 60.000 campesinos por año y
entre 1932-1934 solo había llegado a 12.260. Esto era producto de una ley
compleja, con demasiado trámites. El Instituto de Reforma Agraria estaba mal
organizado y era muy burocrático. Esto provocó que los campesinos no se
sintieran representados y asumieron por mano propia el reparto de tierras.
La relaciones con el
movimiento popular
La
relación con el movimiento obrero mostró en forma clara las contradicciones de
clases que cruzaba el gobierno. Por un lado, se votó una legislación obrera y
se practicó una política de salario elevado. Largo Caballero en el ministerio
de trabajo inicia un conjunto reformas que tiende a incluir al Estado dentro de
las relaciones capital-trabajo. Se crearon
los “jurados mixtos” tribunales con la participación del Gobierno para
la definición de los salarios.
Los
salarios agrícolas experimentaron un alza
lo que no resultó del agrado de los propietarios que rápidamente
protestaron frente a esta intromisión. Sin embargo, en el ministerio de
finanzas se mantuvo a los representantes del capitalismo burgués: Carner.
Estos
cambios a nivel laboral que eran positivos no podían paliar la situación de que
los salarios eran bajísimos. Un sector de la clase obrera, influenciado por las
tácticas anarquistas, siguió planteado una forma de movilización sin
negociación. Las medidas que eran reflejo del nivel de conciencia y
organización de los trabajadores fue respondida, desde el gobierno, con la
represión lisa y llana. La clase obrera en general y los anarquistas en
particular descubrieron que la República reprimía de igual manera que
anteriores regímenes. Un República que votó una Ley de defensa para poder
actuar contra las libertades individuales. Estos enfrentamientos generaron que
la República naciera ya con una fractura con una parte del movimiento obrero.
Al final del gobierno de Azaña existían unos 9.000 anarquistas presos.
Sin
embargo, la reflexión sobre la táctica llevada adelante causa la separación
dentro del anarquismo. La huelga en Barcelona y posteriormente Llobregat
provocaron el enfrentamiento entre Pestaña y la FAI. Este consideraba que estas
medidas eran empresas absurdas. Derrotado a la interna, la salida de Pestaña de
la CNT conllevara al dominio completo de la FAI en 1932 y por lo tanto de la
línea de la acción directa.
En
enero estallo una rebelión en Cataluña que fue reprimida por el ejército y los
dirigentes fueron deportados a Villas Cineros. La propaganda obrera se centro
en contra de la Ley y a favor de los deportados. El drama mayor se vivió el 12
de enero 1933 “Casa viejas”. Frente al pucht anarquista hubo represión de los
guardias de asalto con 21 víctimas (12 ejecutados en forma expresa). “En 1933,
la masa agraria se desviaba de la República para unirse al movimiento obrero en
las filas de la oposición” [xviii]
La
izquierda no fue capaz de cumplir con las expectativas de las masas que optaron
por abstenerse en la elección de 1933. La República las decepcionó. Hay que
ubicar la derrota de 1933 como la consecuencia de la represión que se realizó
en “Casas viejas”. Esta generó una ruptura entre el gobierno y las masas. La
abstención anarquista en 1933 fue en este caso popular. “Así murió la República
reformista y jacobina por haberse creído capaz de reformar España sin dar
inmediata satisfacciones a las masas agraria, y de luchar abiertamente contra
el sector obrero más fuerte” [xix]
El bienio negro
El
bienio negro demostró claramente la reacción de las clases dominantes. En un
contexto internacional en donde el fascismo va ganando espacios, Hitler asume
el poder en 1933 y en Austria Dolfuss realiza la represión de las izquierdas
La
CEDA es la principal fuerza en estas elecciones, pero el Presidente de la
República no les permite formar gobierno, por lo que lo acaban formando los
radicales de Lerroux (noviembre 1933- abril 1934) con el imprescindible apoyo de la CEDA. La
victoria de los conservadores truncó las esperanzas de muchos y reverdeció la
agitación y las protestas al ver el rumbo de marcha atrás que tomaba su
política. En este marco se produce la unificación de los Republicanos de
izquierda. El gobierno Samper (mayo- octubre de 1934) es de transición. Con el
segundo gobierno de Lerroux (noviembre 1933- abril 1934) asumen tres ministros
del CEDA. Es el momento de mayor profundización de la reacción: nueva Ley de
reforma agraria y amnistía para
Sanjurjo. Durante este periodo se gobernó bajo un estado de excepción
permanente.
Características del
bienio
Se
aplaza la reforma agraria. Incluso una propuesta reformista, basada en
principios socialcristianos, de Jiménez
Fernández fracasó. La oposición a cualquier reforma “progresista” era total es
más la reforma que finalmente se aprueba indemniza a “grandes” que había sido
expropiados.
Se
reducen sistemáticamente los salarios,
en gran parte porque el nuevo ministro de trabajo designa a jueces que apoyan a
los burgueses en contra de los reclamos obreros.
Se
reintegró a los oficiales monárquicos que había realizado el pronunciamiento en
1932[xx]. En
1934 a iniciativa del propio Sanjurjo se creó la “Unión Militar Española” que
se convirtió en el centro de la conspiración. De la misma formaba parte el
Gral. Franco jefe del Estado mayor, el Gral. Fajul subsecretario de Estado, el
Gral. Rodríguez del Barrio inspector general del Ejercito. Durante este
gobierno Gil Robles estuvo al frente de la cartera de Guerra, bajo la cual se
desenvolvió la conspiración militar. La derecha iba además preparando el
terreno buscado los apoyos necesarios. El 31 de marzo de 1934 Antonio Goicochea
por la Renovación Española, Antonio Lizarza por los carlistas y el Teniente
Gral. Barrera firmaron en Roma un pacto
con Mussolini
La
derecha reprimió duramente a las huelgas. La clase obrera frente al avance del
fascismo declara la huelga general. Esta movilización provoca la revolución de
1934 y la proclamación desde Oviedo de la República Socialista Española.
Durante 15 días los distritos mineros de Asturias estuvieron controlados por
los comités de trabajadores. Bajo la consigna “Unios Hermanos Proletarios” se
creó una solidaridad entre socialistas, anarcosindicalista y comunistas. El
Gobierno reprime la sublevación de Asturias con dureza, trayendo desde África a
la Legión al mando de Franco y, una vez finalizada, se produce una violenta y
sangrienta represión.
El
bienio negro termina como producto de la agudización y elevación de la lucha de
clase. A lo que sumaba la debilidad del gobierno producto de su instabilidad
crónica (hubo 7 gabinetes en un año y medio) y la falta de prestigio que tiene
ante los escándalos de corrupción (que ubicaban a Lerroux utilizando su poder
para beneficiar a su entorno).
La
elevación de la lucha de clases lleva a un proceso de radicalización de las
posturas que va ir demarcando claramente los dos proyectos de país. El PCE
viene llamando desde 1933 a conformar un frente unido ante el avance del
fascismo. Los radicales se unen en 1934, temen el triunfo de la derecha y
empieza a buscar una alianza con los socialistas. En el PSOE se produce a partir de octubre de 1934 un diferente balance de la revolución del 34.
Para Prieto esta fracasa por la falta de preparación de los obreros para llevar
adelante una revolución y por lo tanto
hay que unirse con los Republicanos para vencer a la derecha. Para Largo
Caballero la derrota fue por la apatía de los Republicanos y la revolución sólo
puede ser obra de las alianzas obreras. Desde el punto de vista
estratégico-táctico ambos estaban
equivocados uno por reformista y el otro por sectario. La clase obrera no podía
por si sola impulsar la revolución democrático burguesa. Largo Caballero irá
radicalizando su postura a partir de
1933 producto de su balance negativo de la participación de los socialistas en
el gobierno de Azaña. Finalmente se definirá participar dentro del Frente
Popular como una alianza electoral.
El 5
de enero de 1936 el Frente Popular acordó un programa mínimo: reforma agraria,
de la educación de lo reglamento de corte de reglamento municipal,
reorganización de las finanzas, protección de la pequeña industria y el
desarrollo de las obras publica. En particular se comprometía a la amnistía
para los obreros encarcelados de 1934 y el reintegro con indemnización de todos
los trabajadores despedidos. Era un programa liberal burgués que excluía
expresamente la nacionalización de tierras y
bancos, y el control obrero de la industria. Se trataba de generar un
gran frente democrático para enfrentar al fascismo, buscado tener un programa
mínimo capaz de nuclear en torno al mismo. Los anarquistas, tradicionalmente
abstencionistas a pesar de no formar parte de la coalición, le dan su apoyo.
La victoria del
Frente Popular
Con
unos resultados muy ajustados, gana las elecciones el Frente Popular. Poco tiempo
después, basándose estrictamente en una norma sobre la disolución de las
Cortes, es destituido el Presidente de la República, Alcalá-Zamora; por otra
parte, se destina fuera de Madrid a los generales que se consideran desafectos
a la República.
La
falange continúa actuando contra la República, tratando de generar un ambiente
de caos para hacer necesario el orden. En el parlamento la derecha busca hacer
aparecer al gobierno como incapaz de
poner el orden; en especial frente a las
huelgas y los desmanes de los grupos de
izquierda. Calvo Sotelo hacia un apenas
velado llamado a que el ejército tomara las armas.
La
“Pasionaria” ubicará claramente el contenido de clase de la contienda “Si hay
generalitos reaccionarios que, en un momento determinado, azuzados por
elementos como Calvo Sotelo, pueden levantarse contra el gobierno, hay también
soldados heroicos... que pueden meterlos en cintura (....) para evitar la
“perturbaciones” que tanto molestan a Gil Robles y Calvo Sotelo, para terminar
con el estado de desasosiego que existe en España, no basta con hacer
responsable de los que pueda pasar a un Calvo Sotelo cualquiera, sino que hay
que empezar por encarcelar a los patronos que se niegan a aceptar los bandos
del gobierno. Hay que encarcelar a los terratenientes que lanzan a la miseria y
al hambre a los campesinos; hay que encarcelar a los que, con cinismo sin
igual, llenos de sangre de la represión de octubre de 1934, vienen aquí a
exigir responsabilidades por lo que no se ha hecho. Y cuando se comience por
hacer esta obra de justicia, señores ministros y señor Casares Quiroga, no
habrá un gobierno que cuente con un apoyo más firme y más fuerte que el
vuestro, porque las masas populares de España se levantaran para luchar contra
todas esas fuerzas que, por decoro, no se debería tolerar que se sentasen ahí”[xxi]
Y el
12 de julio, José Castillo muere asesinado mientras pasea tranquilamente por la
calle (por falangistas Castillo era conocido por su posición izquierdista y por negarse a
intervenir contra los rebeldes de la Revolución de Asturias, “Yo no tiro sobre
el pueblo” fueron sus palabras, y este acto de rebeldía le costaría un año de
cárcel. En la madrugada siguiente, en represalia, un grupo de guardias por
cuenta propia matan a Calvo Sotelo.
Este
crimen sirvió de excusa. El golpe de Estado estaba preparado por Mola (el
Director) para mediados o finales de julio desde hacía tiempo, y contaba con el
apoyo de la Falange y de los movimientos conservadores y católicos. El
levantamiento acababa de comenzar.
Nadie
ignoraba la preparación del pronunciamiento. Solo el presidente del consejo
fingía indiferencia ante los periodistas: “¡Con que ustedes me aseguran que se
van a levantar los militares!. Muy bien, señores. Que se levanten. Yo, en
cambio, me voy a acostar” Ni la tentación-permanente-del golpe de estado, ni la
debilidad del poder eran en España cosas nuevas. El peligro de guerra civil
radicaba en la falta de reconocimiento de fuerzas sociales dotadas de capacidad
inesperadas”[xxii]
LA GUERRA CIVIL
El Levantamiento Militar
“En
toda España cielo despejado”
Señal dada
desde radio Ceuta para el levantamiento
El
golpe de Estado fue cuidadosamente planeado, entre otros militares, por los
generales Sanjurjo, Mola y Franco, con el que contaban desde el principio. El
asesinato de Calvo Sotelo no fue sino un arma de propaganda en sus manos, el
golpe estaba preparado para varios días antes..
Los
últimos detalles de la sublevación se concretaron durante unas maniobras
realizadas el 12 de julio en Marruecos,
estando previsto dar el golpe de Estado escalonadamente, el 18 en Marruecos y
el 19 en el resto de España.
El
17 de julio por la mañana en Melilla, los tres coroneles que estaban al tanto
del alzamiento militar inician el
proceso. Mola decide adelantar las fechas previstas, por lo que al día
siguiente, 18 de julio, la sublevación se generaliza en casi toda España, y el
19 de julio ya es general.
El
plan general era claro: un golpe militar y la declaración del Estado de guerra
en las guarniciones donde los rebeldes tuvieran fuerza suficiente, donde el
éxito fuera dudoso las tropas se encerrarían en los cuarteles hasta ser
liberados. Como Madrid, sede del gobierno, era una de las ciudades más
“dudosas” los rebeldes avanzaría sobre ella y la toma de la capital
significaría el triunfo de la sublevación.
Los
ofíciales sublevados conocían cual era su objetivo político. En una circular
secreta de Mola “se tendrá en cuenta que la acción ha de ser en extremo
violenta, de modo que se reduzca lo antes posible a un enemigo fuerte y bien
organizado. Desde luego, serán encarcelados los dirigentes de los partidos
políticos, sociedades o sindicatos desafectos al movimiento y se les aplicarán
castigos ejemplares para estrangular los movimientos de rebeldía o huelga”[xxiii].
Tratando de generar la mayor confusión posible se mostraron como los defensores
del orden, la legalidad y la patria.
En
tal sentido Franco mostraba cierta ambigüedad sobre sus futuras acciones, por
lo que difundía que “(...) la pureza de
nuestras intenciones nos impide yugular aquellas conquistas que representan un
avance en el mejoramiento político-social y el espíritu de odio y venganza no
tienen albergue en nuestro pecho, del forzoso naufragio que sufrirán algunos
ensayos legislativos sabremos salvar cuantos sea compatible con la paz interior
de España y su anhelada grandeza”. Los hechos de la Guerra Civil y de la
dictadura franquista mostraran el carácter de estas palabras
Excepto
casos aislados (por ejemplo Santander o Galicia), los militares triunfan en las
zonas donde fueron más votadas las candidaturas de derechas en las elecciones
de febrero de 1936, y fracasan donde la victoria electoral correspondió al
Frente Popular, como en Madrid y Barcelona, donde la insurrección es aplastada
sin miramientos.
El
gobierno en mano de los radicales comete un conjunto de errores, que a la
distancia son fatales para poder detener a tiempo la sublevación:
En
primer lugar, hace caso omiso a las advertencias sobre los oficiales que estaban preparando el golpe. Confiaban en
la fidelidad de los mismos a la República. En vez de destituirlos de sus
funciones sólo los reasignan a nuevos puestos, algunos de ellos a las bases del
movimiento golpista (Mola es enviado a Navarra en donde es fuerte el carlismo).
Recién en el alzamiento Casares Quiroga destituirá a los generales Franco, Queipo de Llano, Canabellas, González
Lara y Goded , pero ya será tarde.
En
segundo termino, no acceden a armar a las organizaciones populares y a
entrenarlas. Incluso al principio se darán ordenes estrictas de evitar armarlos.
Donde los obreros organizados las obtienen o los gobiernos locales se la dan la
oposición al golpe logra el objetivo de derrotar a los sublevados. Incluso por
que obliga a algunos indecisos a ubicarse del lado republicano. Hubo en zonas
en donde el pueblo enfrento casi inerme a los militares, por ejemplo en
Galicia.
Finalmente,
hasta ultimo momento intenta conciliar con los golpistas. El Gobierno Presidido
por Martínez Barrio intentó ofrecerle una cartera al Gral. Mola.
¡No pasaran!
“El
Partido Comunista os llama a la lucha. Os llama especialmente a vosotros,
obreros, campesinos, intelectuales, a ocupar un puesto en el combate para
aplastar definitivamente a los enemigos de la República y de las libertades
populares. ¡Viva el Frente Popular! ¡Viva la unión de todos los antifascistas!
¡Viva la República del pueblo! ¡Los fascistas no pasarán! ¡No pasarán!” Dolores
Ibárruri. 19 de julio de 1936.
Así, el 21 de julio los sublevados tomado el
control de la Maruecos, las islas Canarias ( excepto La Palma), las islas
Baleares (excepto Menorca) y la parte de la España peninsular situada al norte
de la sierra de Guadarama y del río Ebro, excepto Asturias, Cantabria y el País
Vasco en la costa norte, y la región de Cataluña en el nordeste. El 27 de julio
de 1936 llegó a España el primer escuadrón de aviones italianos enviado por
Mussolini.
Las
fuerzas republicanas, por su parte, consiguen sofocar el alzamiento en la mayor
parte de España, incluyendo todas las zonas industrializadas, gracias en parte
a la participación de las milicias recién armadas de trabajadores, así como a
la lealtad de la mayor parte de la Guardia de Asalto y, en el caso de
Barcelona, de la Guardia Civil.
Por
otra parte, caen en manos de los sublevados algunas de las ciudades andaluzas más
grandes, incluyendo Sevilla. En esta ciudad el Gral. Quipo de Llano encierra a los oficiales leales a la República, se apodera de la radio desde
donde asegura que los sublevados tienen el control de la ciudad y para
demostrar que tiene más fuerzas de las
que realmente tiene, hace desfilar varias veces por el centro de la
ciudad sus carros de ataque. Cuando los obreros reaccionan al engaño las tropas
marroquíes ya habían llegado al aeropuerto. Lo que siguió fue la masacre: 9.000
obreros son asesinados. A partir de allí
se sublevan los militares de Cádiz, Granada y Córdoba.
En
Oviedo el Cnel. Aranda dice ser republicano ante las masas e incluso diseña el
envío de 3000 obreros para que vaya ayudar en la defensa de Madrid. Cuando los elementos mas combativo de
los trabajadores se han ido en Cnel. Aranda se apodera de la ciudad.
“El
golpe de estado triunfó, en el sentido de que
privó a la República de casi todos sus cuadros militares, jamás gobierno alguno resistió en el siglo XIX un
caso semejante. Pero el golpe de estado fracasó en el sentido de que el
ejército no reconstituyó los poderes sino sobre una parte restringida del
territorio; en las otras partes fue desarmado por la población y el gobierno no
se consideró vencido, a pesar de la destrucción del instrumento militar. Aquí
es donde se producen los grandes cambios. Lo mismo que el parlamentarismo de
1932 no había podido gobernar sin las masas, el pronunciamiento no pudo
imponerse contra ellas”[xxiv]
Los primeros meses
“de
sol a sol trabajan en la nueva costumbre
de
matar a la muerte, para ganar la vida”
Rafael
Alberti
Uno
de los primeros reveses de los sublevados fue la carencia de transporte marino.
Pese a tener contacto con los oficiales de la Armada cuyos barcos eran necesarios para transportar
a las tropas africanas al España. Al enterarse de los planes de los oficiales,
los marineros se amotinaron tomando el control de los barcos para defender a la
República. El traspaso de las tropas se
hizo con el apoyo italiano. Con el ejército en territorio español se inicia la
campaña de Extremadura para tratar de unir las dos zonas en poder de los
sublevados, lo que se consigue con la toma de Badajoz a mediados de agosto de
1936. La rapidez con que cayeron una tras otra las poblaciones en el avance por
Extremadura y el Tajo puede atribuirse al avance del Ejército de África de
Franco, las tropas mejor entrenadas y curtidas en combate, quizá las únicas
verdaderamente profesionales en los primeros caóticos meses de guerra. Una vez
unidas las dos fuerzas, se inicia el avance sobre Madrid, como intento de
terminar la contienda lo antes posible. Franco confiaba en una victoria rápida.
En
la zona republicana había que reorganizar el poder. Los obreros y campesinos al
asumir la defensa de la República en diferentes partes habían organizados
comités. Estos organismos de base popular carecían, salvo contados casos, de
coordinación entre sí. Las masas asumían las tareas de concretar sus sueños: en
algunas ciudades se producía el control obrero de las fabricas y en el campo se
apropiaban de las tierras de la oligarquía. Además cada una de estas acciones
se realizaba en función de la ideología que preponderara en la zona. Era la
descentralización, y atomización, del
poder en el momento que se necesitaba más actuar como un solo puño. Como en
todo proceso revolucionario la violencia de clases estalla, los siglos de
opresión se liberan: se abren las cárceles, se realizan juicio sumarios a los
fascistas y se queman Iglesias (el símbolo de la opresión).
Los
republicamos tenían un conjunto de problemas relacionados con poder tener un
ejército eficiente. Carecía de oficiales intermedios. Existía una clase obrera
combativa y dispuesta a ser voluntaria en la defensa, pero no se podía hacer un
llamado general
a la movilización por 1) se necesitaba trabajadores para mantener la industria
funcionando. 2) no se tenia la capacidad de poder armar y entrenar
rápidamente a todos los voluntarios 3) en el campo revolucionario existían
distintas concepciones sobre como organizar al “pueblo en armas”
En
un principio cada organización política armó sus propias milicias, siendo los
anarquistas los menos predispuestos a aceptar una disciplina militar. Para hacer frente al ejercito profesional se necesitaban de
una organización centralizada que la CNT no estaba dispuesta a aceptar:
“milicianos si, soldados ¡nunca¡”.
“Los comunistas hicieron el mayor trabajo de
organización: regimientos modelo, escuela de oficiales, apoyo otorgado a los
asombrosos generales populares que España suscitó, una vez más, como un Lister.
Los resultados se dejaron sentir un poco tarde, bajo el gobierno de Negrín en
1938, cuando las buenas tropas estaban desgastadas, la retaguardia mal
alimentada y Cataluña, aislada, incapaz de proporcionar un material moderno
contra el que, venido de fuera, cambiaba el aspecto de la guerra.” [xxv] Otro historiador
nada complaciente con los comunistas dirá: ”(...)el Ejército Popular fue un
logro notable, obra de oficiales regulares que se mantuvieron fieles a la
República y e los entusiastas del Partido Comunista”[xxvi]
Como
se notará en estos dos primeros meses el problema fue como encausar la valentía
y entusiasmo de las masas. El gabinete de Giral cae porque no representaba al
conjunto de las fuerzas que peleaban por la República, se necesitaba un gobierno
que fuera su síntesis. Se conforma así un gobierno presidido por Largo
Caballero y que va a incluir a ministros de las distintas tendencias. En el
proceso la dirección de la CNT, conciente de las dificultades de la guerra,
conciencia ganada en el fragor de la lucha, asumía la responsabilidad histórica
de integrar el gobierno. Federica Montseny dirá “que para no perder toda
influencia en la dirección de la vida pública española”, pero de hecho
asumiendo un protagonismo concreto en la conformación de una alternativa.
Obviamente las masas anarquistas que
habían sido educadas durante años en el no compromiso con el gobierno y en la
negación el Estado, no entendió este giro.
Madrid
“Muerto
y veinte veces muerto,
la
boca contra la grama
tendré
apretados los dientes
y
decidida la barba.
Cantando
espero la muerte,
que
hay ruiseñores que cantan
encima
de los fusiles
Y
en medio de las batallas”
Miguel
Hernández “vientos del pueblo me llevan”
Franco
decide realizar un desvío en su ataque a Madrid que va a tener un carácter
simbólico: Toledo. Desde el momento de la sublevación el Alcázar de Toledo
estaba en posesión de los sublevados al mando de Moscardó. Este soportaba el
asedio de los republicanos. La liberación de Toledo, el 28 de setiembre, pasó a
formar parte de la mitología de los militares.
Franco utilizará la efervescencia de este momento para ir centralizando
el poder. El 1 de octubre de 1936 fue nombrado Jefe del Estado y formó gobierno
en Burgos.
En
el norte, las tropas franquistas toman Irún y San Sebastián en septiembre,
quedando el norte republicano rodeado por tierra por los fascistas. El 17 de
Octubre se rompe el cerco de Oviedo
Cuatro
columnas se dirigen a Madrid para tomarla y una “quinta columna”, al decir de
Mola, funcionaba a la interna de la ciudad. La derrota de Madrid estaba
asegurada: así lo creían los sublevadas y varios de los propios gobernantes
republicanos.
Como
forma de garantizar el funcionamiento del gobierno los ministros se trasladaron
a Valencia. El oro del banco nacional se
transporta a Cartagena y se le encargo la protección de Madrid al Gral. Miaja.
En la defensa de la capital se escribirá una de las paginas de gloria de la
República y de la lucha del pueblo. Los fascistas se encontraran en cada
rincón, en cada calle a los trabajadores defendiendo su ciudad. Será en Madrid
donde las brigadas internacionales tendrán su bautismo de fuego. Madrid será
ejemplo de defensa popular y solidaridad internacional.
En
torno a la capital se producen diferentes ofensivas y batallas, tratando los
fascistas de aislar Madrid y los republicanos de aliviar la presión sobre la
capital. Los nombres de estas batallas se grabaran a fuego en la memoria de
toda una generación: Jarama, Guadalajara, Brunete. Pese a toda la maquinaria de
destrucción a su disposición los fascistas no pasaron. El “milagro” estuvo
dado, en que “hubo unos días de instintiva unidad de acción, esforzándose cada
representante de una formación sindical o política en cumplir la función que le había sido atribuida y haciéndose piña
todos( y piña con sus jefes) para resolver los problemas importantes sin
dramatizarlos.”[xxvii]
Lamentablemente
para el conjunto del proceso Largo Caballero y su entorno veían los éxitos de
la resistencia de Madrid como una especie de fracaso personales. Estos sectores temían: a la organización
revolucionaria, a la adhesión popular que tenia la defensa, a las capacidades
mostradas en la lucha y la presencia de
la ayuda internacional (las brigadas internacionales, el material y los
consejeros soviéticos).
Naturalmente
los hombres y mujeres, las tendencias política que comprendían la necesidad de
un mando unificado terminaron coligándose contra Caballero que fue sustituido
por Negrin, sobre el que pronto cayó la acusación de estar dominado por los
comunistas.
Dice
Pierre Villar al respecto: “ sin embargo, la queja más común contra él es: “fue
un instrumento de los comunistas”. ¿No convendría invertir la formula?. Para
una política de guerra, tanto en el interior con en el exterior, frecuentemente
sólo encontró como instrumento seguro y continuo las organizaciones comunistas.
Sin embargo, hay que añadir; y todos aquellos entonces numerosos, que no
rehuían sistemáticamente colaborar con ellas.”[xxviii]
“Pero
¿porque los comunistas eran mirados en el campo republicano con más encono a
medida que la situación militar empeoraba?¿No eran los que siempre pedían unión
y que no se cejara en la resistencia?¡No eran los que se mostraban más temple
en la “moral de la derrota”?
“Había
en ello un dinamismo que no poseía ningún otro partido de la España
republicana. Con su disciplina su capacidad de organización y su empuje(...)
representaban algo nuevo en la historia de España(...) Y con lo medios
relativamente débiles que tuvieron a su disposición, consiguieron éxitos muy
grandes Sacaron de la nada un ejército y un estado mayor que ganaron grandes
batallas. Su propaganda fue muy hábil. Durante dos años, fueron el corazón y el
espíritu de la resistencia franquista”(Brenan “El Laberinto español”)
“Sin
los comunistas, sería probablemente muy pocas las posibilidades que tendríamos
de continuar la guerra. Pero si ganáramos la guerra con los comunistas, España
seria comunistas. No veo una solución a mi gusto, a menos que ocurran cosas que
nos salven en el campo internacional. Conviene deslindar los campos. Cuanto más
se refuerce el Frente Popular, la opinión extranjera nos será más contraria. Es
evidente que, si reforzamos aquí el Frente popular, la opinión exterior pensará
que avanzamos hacia el comunismo” Julián Besteiro Barcelona noviembre 1 de
1938”[xxix]
Gernika y el frente
norte
“El
árbol de Gernika es un árbol bendito,
muy
amado entre los vascos.
Da
y reparte tu fruto por el mundo.
Te
adoramos, árbol santo”
José
Maria de Iparraguirre
Necesitado
de una victoria luego del revés de Madrid Franco dirige sus ojos al Norte
republicano. En el frente de Aragón, la República inicia a finales de agosto
una ofensiva en Belchite, para intentar aliviar la presión en el frente del
norte. Casi al mismo tiempo, los sublevados rompen en el norte el llamado Cinturón de Hierro y ocupan Bilbao, Santander y
finalmente, el 20 de octubre, Gijón, poniendo fin al frente norte.
La
ciudad santa de los vascos es arrasada. En abril, la Legión Cóndor bombardea la
ciudad. El resultado más de 1.000 muertos, el 70% de las casas destruidas
y 20% dañadas. Se estima que se lanzaron
unos 50.000 kg de bombas desde 43 aviones. Los cazas, en vuelo rasante,
ametrallaron a los que huían del pueblo. En mayo la Legión Cóndor bombardea los
bosques con bombas incendiarias, para obligar a retirarse a los Republicanos.
Es bueno recordar que estos ataques contaran posteriormente en la foja de
servicio de los aviadores alemanes. Franco tratará de negar esta realidad,
diciendo que fueron “los rojos que incendiaron Durango fueron también los que
destruyeron Gernika para lanzar la propaganda que tenia preparada”. La imagen
del crimen perpetrado contra toda la población, que adelantara la guerra total
que no va a distinguir a los civiles de los militares como objetivos para
derrotar al enemigo, quedara reflejado en el cuadro pintado por Picasso. Cuando
en 1942 oficial Alemán le pregunte si fue el que pintó ese cuadro, el pintor
comunista responderá: “No. Han sido ustedes”
El
propio Goering en el juicio de Nuremberg fue claro al explicar los objetivos
que tuvo esta destrucción “¿dicen, Ustedes Gernika?. Ah, si, ya me acuerdo. Fue
una especie de banco de prueba de la Lufwaffe.(...) si fue lamentable. Pero no
podíamos hacer otra cosa. En aquel tiempo, experiencias así no podía hacerse en
otra parte”
En
el sur, Los franquistas toman Málaga en febrero, estabilizándose el frente en
la provincia de Almeria. Al finalizar el año, la República toma la iniciativa y
comienza la batalla de Teruel siguiendo los planes del general Rojo.
En
el Gobierno de la República, Negrín se hace además con el ministerio de la
Defensa Nacional, sustituyendo a Prieto. Se propone a los insurrectos los 13
puntos como acuerdo de paz, para restablecer una democracia consensuada sobre
principios alejados del conflicto bélico.
Las
tropas de Franco toman Vinaroz en abril, partiendo en dos la zona republicana.
La República contraataca en julio mediante la batalla del Ebro, que se convierte
en una dura guerra de desgaste para ambos bandos y termina en noviembre con la
retirada republicana. A partir de este momento, la ruta de acceso a Cataluña
queda despejada.
El desenlace
“Venceréis, pero no convenceréis”
Unamuno
Se
precipitan los acontecimientos, cayendo Barcelona en enero y Gerona en febrero.
En fechas sucesivas, las tropas nacionales avanzan hacia la frontera francesa y
toman los pasos desde Puigcerdá hasta Portbou (Gerona).
En
las últimas Cortes Republicanas, las de Figueras, Negrín plantea tres puntos para una negociación:
1.La
independencia de España
2.La
libre autodeterminación del pueblo con ayuda de un plebiscito
3.
La excusión de todas las medias represivas después de terminada la contienda.
Ante
la inminencia de la victoria los fascistas rechazan sus peticiones.
En
Madrid, el Cnel Segismundo Casado da un golpe de Estado el 5 marzo, creándose
el Consejo Nacional de Defensa. Los comunistas se levantan para defender el
gobierno de Negrin, derrotados muchos son fusilados y otros encarcelados. Los
vencedores envian una delegación a Burgos para negociar la paz y fue rechazada.
Madrid caerá el 28 de marzo debilitada
por la traicionera acción de Casado. Este y sus colaboradores podrán huir en el
crucero británico “Galatea”.
Y el
Gobierno republicano pierde rápidamente las últimas capitales de provincia que
mantenía: el 29 de marzo Cuenca, Albacete, Ciudad Real, Jaén y Almería ; el 30
de marzo Valencia y Alicante, y el 31 de Marzo.
“(...)¿prologar
la guerra significaba una falta de claridad?. Sin duda el desenlace final
parece dar la razón a los pesimistas. Pero Azaña mismo, pesimista desde el 18
de julio, recuperó a veces el ánimo ante las victorias pasajeras y no abdico de
sus altas responsabilidades hasta el momento en que Inglaterra reconoció a
Francia. Finalmente, ¿es exacto que Negrin (se le acusa de ello frecuentemente)
“apostó” a la posibilidad de la guerra mundial?. No era absurdo preverla, y en
un plano muy corto, se podía infravalorar (como harán polacos, franceses y rusos),
las capacidades de ruptura de las nuevas tácticas. Lo que se podría haber
previsto por el contrario, era que la “no-intervención” en España presagiaba
Munich, y que Hitler esperaría el triunfo anunciado de Franco para entrar a
Praga.”[xxx]
Al
decir de La pasionaria “no luchar hubiera sido tan ignominioso, que ni el
pueblo ni la historia nos hubiera perdonado”
Derrotada
la República los vencedores persiguieron a sangre y fuego a los republicanos.
Los encarcelaron y ejecutaron sistemáticamente. Mucho de los que se exiliaron
en Francia tomaría nuevamente las armas
contra el fascismo. Terminada la Guerra Civil estalló a los pocos meses la Segunda Guerra Mundial
[i] Seguimos aquí el razonamiento
de Pierre Villar “La guerra civil Española”
[ii] Los rabassaire tenían
contratos de arrendamiento que iban hasta el momento en que dos terceras partes
de las cepas de uva murieran. Producto de una epidemia de filoxera en el siglo
XIX las cepas francesas se había casi extinguido, la nueva en vez de durar unos
50 años duraban solo 25. La búsqueda de soluciones a esta situación llevara al
enfrentamiento entre Companys y el gobierno de la derecha en 1934
[iii] Debemos tener presente que en
España se consideraba gran propiedad a
las que se encontraban por encima de las 250 has. Los datos utilizados están
tomados de tomados de Tamames, R., “La Republica. La era de Franco”
[iv] Capitales belgas en los
ferrocarriles y en los tranvías; franceses en las minas, la industria textil,
la industria química; canadienses en las centrales hidroeléctricas de Cataluña
y el Levante; ingleses que controlaba toda la metalurgia del país vasco, los
astilleros, las minas de cobre en río Tinto; norteamericanos sobre todo en los
teléfonos y alemanes en las compañías de electricidad del Levante tratando de
ingresar además en el negocio de la metalurgia. Datos tomados de BROUÉ,P.-TÉMINE,E.
“La revolución y la guerra de España”,
[v] Barcelona y Madrid tenía 2
000.000 de habitantes Valencia, Sevilla, Zaragoza y Málaga superaban los
100.000
[vi] Villar, P., “La guerra civil Española”, p. 23
[vii] Villar, P., “La guerra civil Española”, pp. 27-28
[viii] “Para comprender 1936 es
preciso, pues, evocar una atmósfera. Todavía en plena República, al contratar
una sirvienta, ésta hacia la pregunta: ¿dónde debo ir a misa?. Los niños que se
cruzaban en la calle con el cura del
pueblo debían besarle la mano. El hábito separaba al sacerdote del resto de los
hombres y todo racismo se funda en la
percepción de las diferencias(...) Finalmente, el hecho religioso tenía
valor de símbolo. El marques de Valdeinglesias cuenta en sus memorias que al
día siguiente de la frase de Azaña, “España ha dejado de ser católica”,
aquellos amigos que no iban más a misa volvieron a la iglesia. Los aspectos
“religiosos de la España de 1936 descansan sobre estas transferencias”Villar,
P., “La guerra civil Española”, p 38
[ix]
No es casualidad que uno de los elementos distintivos del fascismo español haya
sido la incorporación de la religión. Los primeros grupos inmediatamente asumen
símbolos católicos como parte de la
hispanidad. Toman su leguaje (la cruzada) y sus símbolos (las flechas cruzadas
de los reyes católicos)
[x] Un ejemplo puede ser la quema
de iglesias y conventos del 11 de mayo de 1931 que fue una explosión popular
frente a las posturas publicas de
monseñor Segura el día 7, en donde asume
una posición antirrepublicana levantando el fantasma del comunismo, y de la
reunión del Circulo Monárquico el día 10.
[xi] Gil Robles era hijo de un
jurista católico, discípulo de los salesianos de Salamanca, periodista del
Debate, casado con la hija de un conde rico. Su modelo era el Canciller
austriaco Dollfuss y su Estado corporativista
[xii] “¿Qué es, en el sentido clásico, un
pronunciamiento?. Un grupo de conspiradores militares, que disponen de uno o
varios puntos del país de fuerzas armadas y que cuentan con apoyos interiores y
exteriores, sacan a las tropas de sus cuarteles, “se pronuncian” por medio de
un manifiesto sobre la situación política, ocupan lugares de decisión y de
comunicación y, si el movimiento se extiende suficientemente, requiere al gobierno
para que se retire, lo remplazan y a veces cambian el régimen.”, VILLAR,
P., “La guerra civil Española”, p. 39
[xiii] BROUÉ,P.-TÉMINE,E. “La
revolución y la guerra de España”, p.35
[xiv] VILLAR, P., “La guerra civil Española”, p. 59
[xv] Los republicanos en vez de
responder con la ejecución de los sublevados los condenaron a cadena perpetua
(buscaban no generar un mártir de la derecha).
[xvi] Los rabassaire tenían
contratos de arrendamiento que iban hasta el momento en que dos terceras partes
de las cepas de uva murieran. Producto de una epidemia de filoxera en el siglo
XIX las cepas francesas se había casi extinguido, la nueva en vez de durar unos
50 años duraban solo 25. La búsqueda de soluciones a esta situación llevara al
enfrentamiento entre Companys y el gobierno de la derecha en 1934
[xvii] No hay que olvidar que Lerroux
trabajaba y era amigo de Juan March que
va a financiar a la Falange
[xviii] VILLAR, P., “Historia de
España”, p.129
[xix] VILLAR, P., “Historia de
España”, p.131
[xx]
Esto provocó la separación de Martínez Barrio del Grupo de Lerroux
[xxi] citado por AMILIBIA de, M.,”La
Guerra Civil Española” p, 22-25
[xxii] Villar, P., “La guerra civil
Española”, p 48
[xxiii] citado por AMILIBIA de, M.,”La
Guerra Civil Española” p.27
[xxiv] VILLAR, P., “Historia de
España”, p.143
[xxv] VILLAR, P., “Historia de
España”, p.147
[xxvi] CARR, R, “La tragedia
española” p.158
[xxvii] VILLAR, P. , “La guerra civil
Española”, p 107
[xxviii] VILLAR, P. , “La guerra civil
Española”, p 110
[xxix] AMILIBIA de, M.,”La Guerra Civil Española”
p.141-143
[xxx] VILLAR, P. , “La guerra civil
Española”, p 111
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