domingo, 14 de abril de 2013

LA COMUNA DE PARIS



El primer asalto al cielo: La comuna de Paris 1871
Líber Romero

Hace 140 años los trabajadores de Paris asumían la defensa de su ciudad ante el avance de las tropas prusianas, iniciando la primera experiencia de un gobierno obrero en la historia. Durante 60 días se mostró al mundo, en sus aciertos y errores, el carácter distinto de un gobierno de los explotados.
No fue casual que las clases dominantes buscaran ahogar a sangre y fuego la experiencia. Sus intelectuales trataron de extirparla de la historia, estigmatizándola como parte de una conspiración de la Internacional o minimizarla como una experiencia aislada a una ciudad.
El movimiento obrero comprendió que aún en su derrota la Comuna demostraba la posibilidad de tomar el poder, pero de que era necesario prepararse para poder garantizar su defensa y profundización frente al ataque de la contrarrevolución.  Aprendizaje doloroso, pero necesario, de la clase obrera en su proceso de liberación. Marx y Engels solidarios desde el primer momento con el movimiento revolucionario reflexionaron profundamente sobre sus aciertos y errores. Es a partir de esta experiencia histórica que toma forma el concepto de dictadura del proletariado, ausente en los análisis previos del marxismo sobre el Estado y la etapa de transición al socialismo.
Al cumplirse un nuevo aniversario del primer asalto al cielo es imprescindible recorrer sus principales aspectos, valorando su significado histórico para la lucha del movimiento obrero y resaltar cuales fueron los aportes que realizó a la construcción de la teoría revolucionaria.

La revolución de 1848

En 1848 estalla la insurrección en Francia y se extiende por toda Europa. Nunca hasta el momento una revolución se había expandido tan rápido, había logrado tantos éxitos y  fracasado en tan corto plazo. Más allá de las diferencias nacionales  tuvo dos características que preanunciaban lo nuevo: a) fue una revolución en donde quienes se pusieron a la cabeza de las movilizaciones fueron los trabajadores y b) producto de esta circunstancia la burguesía liberal rápidamente se asocio al bloque en el poder por temor a la revolución social.
En el proceso se vio como la pequeña burguesía tenía potenciales tanto revolucionarios como contrarrevolucionarios. En tanto propietario son conservadores y por lo tanto pueden llegar a formar parte de la contrarrevolución, especialmente tratándose de aquellas capas de la pequeña burguesía cuyos status social está muy ligado con la formación económico-social precedente. En tanto trabajadores pueden integrar el "bloque revolucionario" en tanto son capas sociales permanentemente amenazadas por el sistema capitalista con la destrucción y el aniquilamiento. El sentido político que asuma como clase depende del grado de organización, desarrollo programático y movilizativo de la clase obrera, es decir de su capacidad de ser hegemónica. Porque la pequeña burguesía puede tornarse revolucionarias sólo en la medida en que comienza a defender sus intereses  futuros y no los del momento, en la medida en que puede abandonar su  propio punto de vista para adoptar el del proletariado
La revolución de 1848 será en donde se enfrenten, clara y directamente, por primera vez la burguesía y el proletariado. A partir de la misma será una necesidad de primer orden, para amplios sectores de la clase, generar las herramientas organizativas y políticas de la clase obrera. Marx y Engels al generalizar la experiencia de las revoluciones de 1848-1849 plantean la necesidad del deslinde ideológico y organizativo entre el proletariado y la democracia pequeñoburguesa y la creación de una organización independiente y clasista del proletariado: el Partido obrero. Esto no implica que los obreros por si solo puedan hacer la revolución sino que deben ser capaces de generar una amplia alianza de clases en donde el papel de vanguardia política-organizativa sea llevada adelante por ellos.

El bonapartismo

La derrota de la revolución  permitió el ascenso en Francia de Luis Napoleón Bonaparte (Napoleón III) y la creación del II Imperio. Frente a un proletariado que ha demostrado su capacidad revolucionaria la burguesía cede el gobierno político a un conductor que permite desarrollar sus necesidades económicas. El bonapartismo es un  régimen de equilibrio, contradictorio y complejo, entre una clase que no puede asumir el dominio y otra a que aun no tiene la fuerza suficiente para apropiárselo.
Este se caracteriza por:
a)    Un crecimiento inusual de la casta de los funcionarios y la camarilla militar. Se crea así una capa social ligada al emperador que no es controlada por las instituciones seudoconstitucionales.
b)    las persecuciones sociales
c)     la demagogia social. Por ejemplo Bonaparte se presenta como el salvador de la  propiedad y al tiempo como defensor de la amplitud democrática (sufragio, plebiscito)
"(…) el bonapartismo supo aprovechar las inclinaciones conser­vadoras y reaccionarias del campesinado para crear la base de masas de su dominación. Para esa época era la manifestación más clara de la naturaleza social dual del campesinado, de las peculia­ridades de su psicología: el apoliticismo, las “ilusiones del pasado”, una actitud hostil hacia la ciudad y las aspiraciones a la propiedad privada. La experiencia del bonapartismo demandaba con insis­tencia al proletariado que buscara las vías para aliarse con el campesinado, para impulsar y activar otra faceta de este último, la revolucionaria, la democrática. Como lo expresara Marx, es nece­sario que el campesino abandone la fe en su parcela, para que la revolución proletaria obtenga en el campesinado “ese coro sin el cual su solo en todos los países campesinos se convertirá en el canto del cisne” . Y en 1856 le escribió a Engels: “Todo el asunto dependerá en Alemania de la posibilidad de respaldar la revolu­ción proletaria con una segunda edición de la guerra campesina” (AA.VV, p.59)

La guerra franco-prusiana y la constitución de República.

Napoleón III había tratado de mantener un apoyo social a su gobierno fomentando un nacionalismo exacerbado. El enfrentamiento con una Alemania que se unificaba y busca un lugar en el reparto imperialista era previsible. El rápido triunfo del ejército de Bismarck mostraba el diferente grado de desarrollo industrial y militar de ambos países.
La derrota en Sedan a las puertas de Paris el 2 setiembre generó el clima para la movilización en los días siguientes. El 4 de setiembre las masas de la capital francesa bajo el lema “la patria esta en peligro” se manifiestan, ocupan el parlamento, que timorato aun no había resuelto proclamar al Republica, y llevan a los diputados de la ciudad a convertirse en un gobierno de salvación nacional. La guardia nacional que había sido creada como una organización de ciudadanos burgueses para el orden público en tiempo de paz había visto aumentar sus efectivos con la incorporación de trabajadores, este cambio en su composición social la fue convirtiendo con el correr de los meses en una fuerza revolucionaria que defendía los intereses del pueblo.
En setiembre de 1870 Marx veía como un error intentar tirar abajo el gobierno republicano, en un contexto en donde el ejército prusiano se encontraba a las puertas de Paris. La recomendación a los trabajadores  era aprovechar los espacios, las “oportunidades”, que brindaban la libertad republicana para “trabajar la organización de su propia clase”. Es decir que los obreros franceses no debían jugarse todo a una única carta en condiciones que no les eran favorables. “Su misión no es repetir el pasado sino construir el futuro”.
El gobierno de salvación cuya cabeza es Thiers se compone de elementos heterogéneos desde el punto de vista político (monárquicos, bonapartistas, republicanos) y social (terratenientes, burgueses). Por el momento el proceso esta comandado por la burguesía. En enero de 1871 se buscó un tratado de paz que fue firmado el día 26, temerosos del cerco alemán el gobierno abandona la ciudad y traslada a Versalles. Las elecciones legislativas del 8 de febrero eran una fotografía de los distintos niveles de conciencia y organización del pueblo de Francia, la Asamblea Nacional electa tiene una mayoría monárquica seguida de republicanos conservadores sin embargo en Paris ganan los republicanos radicales.
Las medidas que toma el gobierno de Thiers en marzo muestran los objetivos de las clases dominantes y son una clara provocación a los revolucionarios. Se trata de trasladar las pérdidas de la guerra a los sectores populares al suprimir la moratoria, que se había hecho en función de los combates, sobre letras de pago, alquileres y deudas afectado con ello a miles de trabajadores y pequeños propietarios. A nivel político-ideológico  se censura a los diarios republicanos y se condena a muerte en ausencia a los revolucionarios  Flourens, Blanqui, Levraud. Se busca controlar y centralizar la capacidad militar  a través del nombramiento de antiguos bonapartistas al frente de la gobernación de Paris (Vinoy) y de la prefectura de policía (Valentin) y un general fracasado (d´Aurelle de Paladines) como comandante en jefe de la guardia nacional. Debilitando la presencia de trabajadores al dejar de pagar a los 300.000 soldados que dependen de la paga. Por último se trata de desarmar a la guardia nacional argumentando que los cañones que tiene le pertenecen a la Republica y debe dárselo al gobierno.
Al no poder imponer todas estas iniciativas se busca desarmar al pueblo de Paris a través de un operativo militar el 18 de marzo. La acción se prepara mal, con columnas poco coordinadas y con soldados que se pliega a la insurrección lo que favorece la victoria de la guardia nacional.  El resultado de esta acción  lleva a que el pueblo  asuma el control de la ciudad sin buscarla y generaba en los hechos un  doble poder: Paris – Versalles.

La Comuna

El Comité Central de la guardia nacional asumió la dirección del proceso pero no se autoproclamo gobierno. Temía que un accionar en este sentido  iniciase una guerra civil, sin asumir que el objetivo de Versalles era la aniquilación de la independencia de Paris.  Atrapado en un discurso legalista del poder buscó generarse  una legitimidad democrática e inmediatamente inicio las gestiones para llamar a elecciones. Entre la  toma de Paris y las elecciones de la comuna pasaron 8 días, en los cuales ya se ve a las clases dominantes buscar generar las condiciones para una acción directa. La libertad de presa decretada permite a los sectores privilegiados tener órganos de propaganda y unificación de la oposición, el 21 de marzo manifiestan en contra de las elecciones. Envalentonados intenta derribar al gobierno revolucionario pero fracasan y huyen a Versalles. En vez de aprovechar el momento de desconcierto en los sectores reaccionarios, que aún no han podido organizar su propio ejército, el Comité Central decide seguir organizando las elecciones que termina trasladando al día 26.
Las elecciones realizadas en ese marco excepcional tiene la concurrencia de 220.000 electores, el 70 % del padrón. Entre los 92 miembros de la comuna hay obreros, artesanos, pequeños comerciantes y profesionales; sus concepciones ideológicas marcan una gran heterogeneidad (republicanos, prodhonista, bakunistas y marxistas). La inexistencia de un partido que unificara o hegemonizara las diferentes tendencias políticas favoreció a que las medidas que se tomaron no estuvieran coordinadas y que los objetivos no fueran claros.
A ello se suma que el combativo movimiento obrero se encuentra disperso en diferentes asociaciones ( 34 organizaciones sindicales, 7 sociedades de alimentación y 4 grupos de la Marmita creados por Varlin). Durante el proceso revolucionario la tendencia a la unificación va estar presente pero sin  tener tiempo de cuajar.
En la dirección de la Comuna no hay mujeres, pero ellas van a asumir un papel preponderante en los diferentes ámbitos de la lucha de clases. Un ejemplo es la “Unión de mujeres para la defensa de Paris y el cuidado de los heridos” que es conducida por dos miembros de la Internacional Elizabeth Dimitrieff y Nathalie Le Mel.
“La Comuna tuvo que reconocer desde el primer momento que la clase obrera, al llegar al Poder, no puede seguir gobernando con la vieja máquina del Estado; que, para no perder de nuevo su dominación recién conquistada, la clase obrera tiene, de una parte, que barrer toda la vieja máquina represiva utilizada hasta entonces contra ella, y, de otra parte, precaverse contra sus propios diputados y funcionarios, declarándolos a todos, sin excepción, revocables en cualquier momento.”(Engels en MARX, p. 198) Para controlar el Estado, la burocratización y el oportunismo político la Comuna tomo dos medidas por un lado hizo que el conjunto de los cargos administrativos, jurídicos y de enseñanza fueran electas por sufragio universal y al mismo tiempo el salario de los funcionarios no sería superior a las de un obrero. A ello se sumo una importante descentralización de las funciones. La nueva forma de gobierno no logró generar vínculos con las provincias aunque lo intentó. El gobierno de Thiers se cuido de generar un cerco comunicativo al mismo tiempo que hacia una propaganda estigmatizadora de la Comuna.
Al hacerlo logró evitar la necesaria alianza entre los obreros y los campesinos. Marx afirmaba  que la revolución tiene que solucionar los problemas concretos(los de hoy) del campesinado, tiene que atraerlo al proceso de cambios. No se trata solo de una alianza política frente al régimen imperante sino de una alianza  estratégica en la construcción de la sociedad socialista. Se tiene que tomar medidas que en germen permitan el pasaje de la propiedad privada a la colectiva, Marx decía que "(…) no se puede aturdir al campesino proclamando, por ejemplo, la anulación del derecho de sucesión o la anulación de su propiedad"
Sitiados por Versalles y el ejército alemán y teniendo el control de la ciudad los revolucionarios no utilizaron esta circunstancia a su favor. Jourde encargado de las finanzas de la Comuna se relaciona con el Banco de Francia como si la situación fuera de normalidad solicitando prestamos, que en algún caso rechazo, en vez de apropiarse de los recursos necesarios para la defensa de la ciudad e impedir el flujo de dinero a la gran burguesía.
Entre el 4 y el 12 de abril se iniciaron conversaciones con Thiers que exige como primera medida el desarme. Mientras esto sucede Versalles prepara el ataque final contra la Comuna. La contrarrevolución no puede desencadenar la guerra civil inmediatamente, debe reunir fuerzas y crear una situación favorable para su accionar
El ataque final contra la Comuna fue desarrollado a nivel diplomático, propagandístico y militar. Se establecieron contactos con el gobierno alemán para permitir que los contingentes militares del ejército crecieran por encima de los acuerdos de paz (el máximo permitido eran 40.000 soldados y se llega a 170.000). Se organiza un ejército con soldados monárquicos, mercenarios, soplones que dada su baja cohesión necesita la incorporación de los soldados y oficiales presos por los alemanes. A ello se sumaba que en la orilla derecha del rio Sena estaba ocupados por las tropas Aleman, que su momento dejaran pasar al ejercito contrarrevolucionario.

La semana sangrienta y el terror contrarrevolucionario

Las reformas de la ciudad realizadas por el Barón Haussmann después de la revolución del 48 había desarticulado las callejuelas estrechas de París  que eran las que permitían el desarrollo de las barricadas, por el contrario las amplias plazas y bulevares permitían el traslado rápido de la caballería y la artillería.
El avance del ejército contrarrevolucionario se encontró con una feroz resistencia  que pese a su valentía estaba mal coordinada y no supo adecuarse al nuevo modelo de lucha. En las calles de Paris murieron más de 3000 comuneros antes de ceder la ciudad.
El terror contrarrevolucionario mostró su cara al ejecutar sumariamente entre 17.000 y 20.000 revolucionarios. Sus cadáveres fueron sepultados en fosas comunes o quemados. Los que sobrevivieron a esta matanza fueron humillados y mostrados como un espectáculo para las clases dominantes. Se concentro en Versalles a 38.568 prisioneros (entre los cuales habían 1858 mujeres y 651 niños) y se los agrupo en grandes filas para recibir insulto, ser pinchados con sables o con las sobrillas de las damas de sociedad. Se los obligo a arrodillarse frente a las iglesias para luego encarcelados en condiciones insalubres. Una parte de ellos fueron deportados a Nueva Caledonia o a la isla Num, en jaulas ubicadas en barcos del Estado desde donde se los desembarcó en medio de la selva y con escaso instrumentos de trabajo

El transito al socialismo y la contrarrevolución

A partir de la experiencia histórico-concreta de la Comuna Marx y Engels maduran el análisis sobre la etapa de transición al socialismo. Comprenden que con la llegada del proletariado al poder no desaparecen las condiciones económicas sobre las cuales se da la lucha de clase y como durante ese período de transición se pueden generan tendencias contrarrevolucionarias.
La contrarrevolución burguesa necesita de un respaldo de masas (que actúen activa o pasivamente) por ello sus acciones deben aparecen con un carácter nacional. La fuerza de choque de la contrarrevolución son elementos desclasados. En este sentido hay que tener en cuenta:
a)    Que estos sectores corrompidos de por sí son poco aptas para el combate, para pasar a acciones decisivas la contrarrevolución debe aglutinarlo y en cierta medida disciplinarlos. Por eso necesita de las divisiones del ejercito regular no solo de solo de los oficiales sino de los soldados
b)    Este ejército es de por sí solo es endeble y cualquier resistencia firme hace que desistan o huyan. Aún el contacto prologado termina desmoralizándolo. Por eso la contrarrevolución tiene que hacer acciones rápidas, ofensivas. Y esto exige del gobierno revolucionario la misma decisión. Estas dos características no tiene aplicación en forma literal con la aparición del ejército profesional moderno. Si la tiene como tendencia del accionar de estas capas sociales y del papel ofensivo que tiene que tomar el gobierno revolucionario. A partir de la experiencia de la Comuna quedó demostrado que toda revolución que quiera triunfar tiene que ganarse al ejército o a parte de él.

La dialéctica del desarrollo de la revolución

La Comuna enseño que hay que conservar el control y la iniciativa en el proceso revolucionario o sucumbir ante el accionar de la contrarrevolución. Es necesario elegir el terreno y el momento oportuno para el enfrentamiento con la clase dominante. Enfrentamiento que pasa por diferentes  formas de lucha “pacifica” o no, de violencia directa o encubierta en función de la  correlación de fuerza entre los contrincantes.
El desarrollo de la lucha del proceso mostró que el grado de agudización y elevación de la lucha de clase y las formas en que se expreso dependió del grado de organización, conciencia y capacidad de movilización de las fuerzas en conflicto. Se pueden apreciar tres etapas: 1) de equilibrio, potencialmente favorable a la Comuna, entre el 18 de marzo y el 2 de abril, 2) de conflicto aislado pero permanente signado por el fortalecimiento de gobierno de Versalles, entre el 2 de abril y el 20 de mayo y 3) la ofensiva final de la contrarrevolución en la semana sangrienta del 21 a 28 de mayo.
Esto determina en buena parte la dialéctica de la vía pacífica y no pacífica del desarrollo de la revolución proletaria. Después de la Comuna, Marx destinó mucha aten­ción a este problema. En 1872, Marx declaró: “Sabemos que deben tenerse en cuenta las instituciones, costum­bres y tradiciones de los diferentes países; y no negamos que existen países como Norteamérica, Inglaterra (…) en los cuales los obreros pueden lograr su objetivo por medios pacíficos. Pero aunque así fuese, debemos reconocer también que en la mayoría de los países de nuestro continente es la fuerza la que debe servir de palanca de nuestra revolución...”.
A fines de la década del 70  decía: “El desarrollo histórico puede seguir siendo "pacífico" sólo hasta que quienes detentan el poder en esta sociedad comiencen a obstaculizar este desarrollo mediante la violencia. Si, por ejemplo, en Inglaterra y Estados Unidos la clase obrera obtu­viera la mayoría en el Parlamento o el Congreso, podría eliminar por la vía legal las leyes e instituciones que se yerguen en el camino de su desarrollo (…)Y, de todos modos, el movimiento "pacífico" se convertiría en «violento» al chocar con la resistencia de quienes están interesados en el viejo régimen, pero si estos últi­mos resultan vencidos por la fuerza (como en el movimiento norte­americano y la revolución francesa), entonces se sublevarán contra la fuerza "legal"".
“Marx constata que el proletariado, como clase progresista, está interesado en que el derrocamiento violento del viejo mundo trascurra en la forma menos dolorosa posible y con ese fin está dispuesto a utilizar medios pacíficos de lucha. Marx enlaza la posibilidad de acceder pacíficamente al poder con el grado de desarrollo de la maquinaria estatal burocrático-militar, vale decir, de la maquinaria que el proletariado debe destruir. Pero —y esto tiene extraordinaria importancia— incluso en Inglaterra (precisamente en Inglaterra, decía Marx, es posible la vía pacífica) es inevitable la “rebelión de los esclavistas”. Al cabo de diez años Marx se refirió a la expe­riencia de la guerra civil en EE.UU., en donde la revolución bur­guesa comenzó en forma pacífica, por la vía “legal”, en donde las fuerzas de la reacción (los esclavistas) desataron un levantamiento contrarrevolucionario y en donde éste fue aplastado por las deci­didas acciones revolucionarias. La Comuna completó esta experien­cia. Los acontecimientos del 18 de marzo de 1871, que llevaron al proletariado al poder en París, fueron relativamente pacíficos. Y la revolución se desarrolló en forma pacífica hasta que Versalles desencadenó la guerra civil. También la contrarrevolución se desa­rrolló en forma pacífica, pero los métodos pacíficos no podían conducirla a la victoria. El análisis de estos acontecimientos per­mitió demostrar que la posibilidad de vía pacífica de desarrollo de la revolución está ligada a la distribución de las fuerzas de clase. En este sentido, la garantía de la vía pacífica depende direc­tamente de la fuerza, de la decisión en las acciones y de la forta­leza del nuevo poder estatal, la dictadura del proletariado"(AA.VV, 78-79)

Las condiciones de triunfo de la revolución

La revolución no puede triunfar sino están dadas las condiciones objetivas y subjetivas. Aún una situación revolucionaria de por si no garantiza el triunfo de la clase obrera. La misma tiene que estar preparada- ideológica y políticamente, una insurrección prematura está destinada al fracaso por eso el papel del Partido debe trazar claramente la estrategia y la táctica para la situación concreta. Sin embargo la actitud de Marx y Engels muestra claramente que frente a la acción de las masas de nada sirve quejarse de que las acciones no son conducentes, hay que unirse a la lucha, encabezarla y encausarla.
La lucha política contra el capitalismo no es una línea recta. “ El capita­lismo no puede sucumbir en forma automática y toda lucha revo­lucionaria debe ser y es una lucha en la cual nadie está asegurado contra la derrota. El miedo a la contrarrevolución que lleva a desistir de la lucha revolucionaria es oportunismo. Pero el problema no consiste sólo en eso. En determinadas condiciones, la capitu­lación sin lucha, sin procurar “tomar el cielo por asalto”, como subrayó Marx, produce más perjuicio no sólo a un destacamento dado de la clase obrera, sino, al proletariado en su conjunto.
El 17 de abril, Marx escribe a Kugelmann que los obreros de París conocían las condiciones desfavorables para tomar el poder, “también lo sabía la canaille burguesa de Versalles. Precisamente por esa razón plantearon a los parisienses la alternativa de aceptar el desafío y luchar o rendirse sin combate. En el segundo caso la desmoralización de la clase obrera habría sido una desgracia mucho mayor que la caída de un número cualquiera de "jefes" (…) Cualquiera sea el resultado inmediatos, se ha conquistado un nuevo punto de partida de importancia histórica universal""(AA.VV 87-88).
La Comuna no sólo no supo sino que además no quiso utilizar la fuerza, su poder para aplastar a la contrarrevolución en germen. Es aquí donde aparece desarrollado la categoría de la dictadura del proletariado, como una época en donde la mayoría de la población ejerce la fuerza sobre una minoría que no quiere perder sus privilegios de clase y  dejar de ser dominante

                        Bibliografía utilizada
AA.VV, Dialéctica de la revolución y la contrarrevolución, Buenos Aires, Cartago, 1987
BOURGIN, La comuna, Buenos Aires, EUDEBA, 1962

ENZENSBERGER, H.M., Conversaciones con Marx y Engels, Barcelona, Anagrama, 1999
GODIO, Julio, Los orígenes del movimiento obrero, Buenos Aires, CEAL,1971
GRENVILLE, J.A.S, La Europa remodelada 1848-1878, México, Siglo XXI, 1991, 6º ed
HAUPT, Georges, El historiador y el movimiento social, México, siglo XXI, 1986
HOBSBAWN, Eric, La era del capital 1848.-1875, Buenos Aires, Crítica, 1998
MARX, K.-ENGELS, F., Correspondencia, Buenos Aires, Cartago,1987
MARX, Karl, “La guerra civil en Francia” en Obras escogidas en tres tomos, Moscú, Ed. Progreso, 1986
OLLIVIER, Albert, La Comuna, Madrid, Alianza, 1971, 2º ed.
PALMADE, Guy, La época de la burguesía, México, Siglo XXI, 1976

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