Maquiavelo y el príncipe
Prof. Líber Romero*
Los
estados italianos
La península
itálica estaba, en el siglo XV, dividida en cinco jurisdicciones territoriales
que se enfrentaban por la hegemonía: al sur Nápoles, en el centro Florencia y
el papado, en el norte Venecia y Milán.
En
el sur desde 1442 la dinastía aragonesa se consolida en Nápoles, pero como los
derechos sucesorios podían ser reclamados por Francia a esta zona se la van a disputar ambas coronas. El papado que había vivido en el siglo
XV una época cismática y el intento de
negación de su infalibilidad buscaba
recuperar los territorios perdidos en manos de los señores locales.
Venecia que había permanecido a espalda de Italia por su florecimiento comercial
vería como este corría peligro por el desarrollo del imperio otomano. Su
ingreso en la política de la península suscita temores y nuevas alianzas.
En
Florencia los Medicis predominan a partir de 1434 logrando cierta paz interna
entre Güelfos y Gibelinos. Sin embargo durante el gobierno de Pedro II Florencia se une al papado y a Nápoles
enfrentándose a Francia, lo que va a terminar con la invasión gala a la ciudad.
El posterior debilitamiento de la
potencia llevó a la reconquista de los Medicis que ya no podría retomar la
grandeza de la ciudad.
Maquiavelo
Nicolás
Maquiavelo nació en 1469 cerca de Florencia
en el seno de una familia de orígenes nobiliarios pero venidos a menos.
Admira la virtud de Savonarola(“el profeta desarmado“), pero su muerte en la
hoguera lo advierte del peligro de una ideología sin estrategia. A su caída
empieza su actividad política. Es el secretario de la segunda Cancillería de la
Comuna florentina (1498-1512) y realiza varias misiones diplomáticas dentro y
fuera de Italia. Tiene una relación personal con Cesar Borgia y con su
ejercicio de la “razón de Estado”. Viaja a Francia, Suiza y Alemania.
De estas experiencias va a desear para Florencia una política
más firme sin pensar en una Monarquía y apoya al gobierno de Pedro Soderini
entre 1502-1512. Con la vuelta de los Medicis fue depuesto y acusado de
participar en una conspiración, fue apresado y torturado. Se le permitió retirarse
a San Casciano, cerca de Florencia, y es en estos años
donde escribe toda su obra de historiador, entre ellos: El Príncipe, Discursos sobre Tito Livio, Del arte de la guerra. Muere en
1527.
Su concepción de hombre
El hombre es un ser egoísta por naturaleza que busca su propia
conservación y tiene voluntad de dominio. Es un ser social, pero esta
sociabilidad está dada por su propio egoísmo que lo lleva a entender que la
unión en un grupo lo hace más fuerte. En tal sentido hace el bien cuando es
coaccionado y el mal cada vez que tiene oportunidad, siendo su actitud inestable.
La ley se vuelve necesaria para ordenar la vida social y educar
a los individuos. La sistematización de lo bueno o lo malo es impuesta por el
gobernante que es el que ejerce el poder. Maquiavelo fundamenta la existencia
de una doble moral en la cual el ciudadano va ser juzgado en función del
cumplimiento de las leyes y por lo tanto del vigor que su conducta da la cohesión
social; entre tanto el príncipe va a ser valorado por sus éxitos. Es “preciso
que el Príncipe que quiera sostenerse aprenda a poder dejar de ser bueno para
serlo o no serlo, según la necesidad lo requiera”. El Príncipe es el único que está
por encima de la Ley, pero el florentino advierte de los peligros del desprecio
constante de la misma.
El Príncipe
El objetivo del Príncipe
debe ser conservar y aumentar su poder, lo importante son los resultados no la
forma en cómo se consiguen. La moral se separa de la política, por lo que no se
puede juzgar a la misma por si es buena o mala sino en función de sus
resultados (el fin justifica los medios). El logro de los
objetivos está basado en una virtud que es una energía brutal, prudentemente
calculadora y amoral.
Su idea de concentración de poderes es la respuesta que
encuentra para la unificación de Italia pese a que él es un convencido republicano
(admira a Roma). En su ideal cree en el papel decisivo de un legislador
(dictador) que ejerce la autoridad sin compartirla, y en exclusivo interés del
Estado, por lo que luego de hacer las reformas necesarias se retira (piensa en
Licurgo). Admite que la imposición de normas no tendrá las misma resistencias
si se trata de un Estado creado de la nada o de uno que ya tienen sus
costumbres y leyes arraigadas.
La política
En Maquiavelo la política se transforma
en un objeto de estudio en sí mismo, es
un arte racional que se construye a
partir de los datos que recoge la experiencia.
El Estado-al igual que el príncipe-
tiende a extender su dominio y en tal
sentido no existe derecho internacional
que lo pueda limitar. “Toda guerra es justa en cuanto es necesaria; y
misericordiosa son las armas cuando sólo en ellas hay esperanzas”. Todo está
permitido para conseguir el objetivo lo que se debe valorar es el momento de
llevar a cabo las acciones.
La razón de Estado se convierte en el norte a seguir por los gobernantes
“'¿Qué es un gobierno sino el miedo de contener a los súbditos?”. Fundamenta en tal sentido la subordinación de la religión al Estado y la
creación de un ejército de ciudadanos (los elementos de consenso y coerción).
Característica de la historia
Maquiavelo
centra la historia y su causalidad en el ser humano, secularizando el proceso histórico.
Es la voluntad de dominio la que provoca que los hombres-en especial algunos de
ellos- se transformen en sujetos del cambio social. La política, el poder y el
Estado se convierten en el centro de la reflexión histórica, en donde las masas
acompañan y son necesarias pero pierden protagonismo frente al gran hombre.
Su idea de sentido histórico se
nutre de dos tradiciones distintas lo que genera una síntesis superior. Siguiendo
a Polibio retoma la idea cíclica del tiempo para el análisis político, pero el
peso de la tradición cristiana de linealidad que se va transformando en un idea
de progreso constante hace que en sus razonamientos el círculo no se cierre. Se
puede así entrever la idea de una historia que avanza en forma de espiral.
Esto permite que la historia pueda cumplir con la función de un
lugar de donde sacar enseñanzas para no cometer
los mismos errores. Hay una defensa de la historia como herramienta de la política. El aprendizaje del pasado
permite a hombre culto y audaz actuar con acierto y contrarrestar los efectos
del azar. Se fundamenta así una libertad del hombre que consciente
de las dificultades puede en función de sus capacidades sobre ponerse a ellas.
“Un Príncipe sabio (…)se preparará para poder valer por sí mismo en la
adversidad, de forma que cuando cambie la fortuna lo encuentre en condiciones
de hacerle frente”
Sus aportes de ver a la política
como arte y como ciencia , en reivindicar el papel del ser humano y su
capacidad- en tanto que la conoce.- de transformar la realidad, así como su
ferviente republicanismo han sido ocultados por una leyenda negra interesada.
*Profesor de historiología en
formación docente
Bibliografía citada
MAQUIAVELO, Nicolás, El príncipe
(1513)
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