viernes, 6 de diciembre de 2013

La escuela alemana y la historia-ciencia




La escuela alemana y la historia-ciencia
Prof. Líber Romero*
Los historiadores decimonónicos sintetizan los avances metodológicos de los siglos anteriores afirmando la objetividad de la historiografía. Dos escuelas son representativas de este momento historiográfico: la Escuela historicista alemana y la Escuela metódica francesa.
El positivismo
Estas corrientes van a ser catalogadas por Marc Bloch y Lucien Febvre como positivistas, una historia historizante,  titulo con el que por lo general cargan hasta el presente.
El positivismo fue producto de la elaboración de Augusto Comte (1798-1857) que planteaba que el único conocimiento válido es el científico. Este debía ser verificado por la experiencia, a través de un método que debe ser el mismo para todas las ciencias (monismo metodológico). El modelo a imitar es el de las ciencias físico-naturales que son consideradas, en ese momento, objetivas e infalibles. Los pasos a llevar adelante por el científico son: observación, hipótesis, experimentación, generalización y construcción de leyes generales (las que permiten la predicción).
En anacrónico asumir que el positivismo haya influido sobre autores que escribieron antes de su elaboración con teoría, sin embargo  existía una concepción común en torno a las ciencias.
La escuela alemana
El siglo XIX es el momento en que la historia logra, como parte de las ciencias, ocupar una cátedra dentro de las universidades. La alta casa de estudios es, en el siglo XIX y gran parte del XX,  elitista y está diseñada  para la educación profesional de la burguesía. Por lo que el conocimiento, que en líneas generales se produce, es para el desarrollo y defensa de esta clase.
La  escuela alemana (Ranke, Treitschke, Meinecke, Mommsen, Droyse, Gervinus, Burckhardt) surge como una respuesta frente a la invasión napoleónica. Se trataba de buscar las raíces del pueblo alemán. 
Sería demasiado esquemático afirmar que toda la escuela responde a los mismos intereses, porque estos evolucionan con el desarrollo político de Alemania. “Desde Ranke, un hombre de la Restauración, a Meinecke, exponente del auge y crisis final del movimiento a través de una larga vida que se extiende más allá de la segunda guerra mundial (1862-1954), pasando por Droysen, que vive con la Unificación, y Treitschke, cuya obra se produce en el marco de la gran depresión de finales de siglo, el historicismo conoció escenarios muy diferentes. En realidad, en su desarrollo a lo largo de ese siglo pueden distinguirse dos grandes momentos. En el primero, el historicismo legitima el estancamiento alemán que inaugura la época de la Restauración y se establece como contraposición a las tendencias revolucionarias presentes en Europa occidental. Más tarde, esos historiadores exaltarán con su metodología individualizadora un fracaso, el de la revolución burguesa en Alemania y, por consiguiente, el de un auténtico sistema parlamentario y constitucional. Tal fracaso tendrá importantes consecuencias en el desarrollo futuro de la política alemana, que irá ya para siempre acompañada de calificativos como «autoritaria», «militarista», «burocrática», «prusiana». Y precisamente eso es lo que hacía de Alemania un país diferente a Francia o Gran Bretaña.”(CASANOVA, p.41)
Características
La escuela alemana afirma que la historia es una ciencia y por lo tanto el historiador es un científico. Un profesional formado en la universidad, con manejo de varios idiomas y de las técnicas del trabajo documental (especialmente la filología).
El relato histórico producido por este profesional es objetivo, no existe un cuestionamiento de la relación objeto- sujeto cognoscente, ya que se basa en la teoría del reflejo. El historiador debe ser objetivo, no juzga a los hechos sino que los expone. Ranke piensa que los hechos reflejan”conexiones objetivas, fuerzas espirituales, creativas, que engendran vida (…) energías generales”. Así la premisa es contar “los hechos como realmente sucedieron”, la historia comprende no explica ni juzga.
La investigación histórica se halla estrechamente vinculada al método. Los documentos considerados son  los emanados  por el Estado o por los personajes ligados a él (diarios, cartas, informes diplomáticos), por lo que es un relato del pasado vinculado a las clases dominantes. Siguiendo a Burke el objeto esencial de la historia es la política, las investigaciones se centran en el Estado y  en la historia nacional (y en tanto vinculo entre Estados se desarrolla la historia internacional). La guerra como continuación de la política es un tema  que se trabaja así como también se incluía a la historia de la iglesia como institución. No  se negaban otros tipos de historia.- como la del arte o la ciencia- pero eran secundarias.
Las obras son eruditas y  se caracterizan por ser rigurosas en el armado del aparato crítico (extensas notas a pie de página), pero el relato central es fluido. Una de las premisas es cultivar el arte de escribir bien (Mommsen gana el nobel de literatura en 1902)
El historicismo alemán (…) a diferencia de la creencia hegeliana o marxiana en la existencia de unas leyes o regularidades en la historia, subrayaba los elementos espontáneos e imprevisibles de la libertad y creatividad humanas. Esto exige una lógica de la investigación y de la comprensión de las interconexiones humanas distintas a las ciencias naturales” (IGGERS, p.26). La descripción del detalle histórico no tiene como el objetivo la formulación de modelos de explicación abstracta sino la comprensión de unidades de sentido individuales (tesis que los distancia del pensamiento positivista)
Las obras tiene un fuerte optimismo y confianza en lo que ha creado históricamente la cultura europea, ya que  los pueblos orientales no tiene historia.
Visión reaccionaria de la historia
La objetividad defendida en esta etapa, en donde se afirmaba que el fin era relatar “los hechos como realmente sucedieron” o escribir un relato de”(…)la guerra francoprusiana que se compartido por franceses y alemanes”, justificará en el fondo al Estado-nación y su expansión. El relato histórico creará mitos nacionales  que se masificarán con la introducción de manuales en la escuela pública. La inclusión de amplias masas, producto de la lucha de los trabajadores, a la ciudadanía reclamaban un discurso del pasado unificador.
Su relato del pasado se transforma en la única verdad posible. Construida desde la visión de la clase dominante los sectores subalternos reciben una historia de personajes celebres (no casualmente Brecht  preguntaba “¿Quién construyó Tebas, la de las siete Puertas?/En los libros aparecen los nombres de los reyes./¿Arrastraron los reyes los bloques de piedra?”). Es una historia  plagada de hechos políticos en donde lo económico  y social apenas se entrevé. 
El  argumento de una historia sin valoración, neutra, sustenta una concepción de la supremacía europea, de las sociedades basadas en jerarquías y del inmovilismo de las masas. Un modelo de historia que se extenderá en el tiempo pese al surgimiento de la historia social.
*Profesor de historiología en formación docente
Bibliografía citada
CASANOVA, Julián (2003), La historia social y los historiadores, Barcelona, Crítica
IGGERS, Georg (1995), La ciencia histórica en el siglo XX, Barcelona, Labor
Publicado en El Popular. Semanario, Uruguay, 6 de diciembre  de 2013, N 253, 3ra época

No hay comentarios:

Publicar un comentario