Kant y el sentido moral de la historia
Prof. Líber Romero*
La
filosofía de Kant (1724-1804) expresa el final de la ilustración al tiempo que
la síntesis de algunas de las preguntas abiertas al comenzar el siglo. Su
reflexión sobre teoría del conocimiento (Crítica de la razón pura) y ética
(Crítica de la razón práctica) son parte de la discusión hasta el día de hoy.
Su
interés en estas esferas de la investigación filosófica a veces lleva a olvidar
sus reflexiones sobre el proceso histórico. En forma particular se dedica al
tema en su artículo Ideas de una historia
universal desde un punto de vista cosmopolita (1784) que fue realizado para contestar las
ideas expuestas por Herder. Su intención es plantear los principios que tendría
que tener una obra que quisiese construir una filosofía de la historia pero al
hacerlo deja entrever su visión histórica.
Características
generales del pensamiento
Su
elaboración del método critico o trascendental, lo lleva a postular que la
filosofía debe reflexionar sobre los hechos de la cultura humana (ciencia,
arte, religión, moral). Hay que descubrir los principios que hacen posible la
ciencia, moral, arte y religión.
Ello
presupone: 1)que tiene que existir una relación intrínseca con los hechos de la
cultura histórica y 2)buscar las condiciones inherente, las relaciones
constantes, las leyes de todo hecho cultural
Kant no quiere imponer
principios por fuera de la experiencia. Es opuesto a la metafísica (por sus
supuestos indemostrables) y al empirismo (que niega las leyes). Esto lo lleva a preguntarse cómo se aprende. Su análisis
lo llevar a postular que existen formas
a priori de la intuición: espacio y tiempo.
A través de nuestra práctica
lo que percibimos son fenómenos, las cosas en si con independencia de la
conciencia no son posibles de conocer, únicamente lo son las cosas como
aparecen (fenómenos). Las cosas en si solo pueden ser imaginadas (con lo cual
nuestro conocimiento de la realidad es siempre un acercamiento).
Postulados para una filosofía de
la historia
Estos
elementos constitutivos de su forma de ver al mundo lo llevan a postular que
para hacer una filosofía de la historia es necesario un conocimiento amplio de
los acontecimientos pasados; falencia clara en los escritos de Herder. No se puede
proyectar hacia el futuro las tendencias del pasado sin un conocimiento erudito
del pasado.
Si
uno mira hacia pasado “(…) puede verse en la historia tanto un espectáculo de crimen organizado y
locura colectiva, como (aunque con mayor imaginación) uno de abnegación y lucha
por la libertad. La clave para entenderla no debe buscarse ni en ella misma ni
en la teología, sino en una teoría de la sociedad y formas de Estado que hagan
posible la convivencia de la libertad de cada uno con la de los demás. Esta
perspectiva para pensar la historia la ofrece la filosofía práctica, cuyo
pilar es para Kant la teoría ética. Esto implica que la reconstrucción del
pasado no puede separarse de un proyecto de transformación del presente, que
puede caracterizarse como el programa de la «Ilustración», hacia una sociedad
futura en la que el derecho sea el único poder sobre la tierra y logre imponer
una paz perpetua.” (MATE,96)
El proceso histórico debe tender a una meta
que pueda aprobar la razón moral (un deber ser). Parte de la premisa que la
naturaleza (¿o providencia?) no hace nada en vano por lo que las
potencialidades del hombre (su intelecto) no se desarrollan individualmente o
generacionalmente sino a través de una tendencia histórica.
Una filosofía de la historia burguesa
La concepción
de historia que tiene Kant, sintetiza los
postulados de la burguesía en ascenso fundamentando la igualdad de derechos
pero no la igualdad económica. “Kant arguye «que si la
historia es el proceso en que el hombre se vuelve racional, no puede ser racional en su principio; por lo tanto, la fuerza que sirve de
resorte al proceso no puede ser la razón humana, sino que debe ser lo opuesto
de la razón, es decir, la pasión». (…)“(ROLDÁN, 83)
El
egoísmo y lo antisocial son elementos
que fomentan el progreso y la armonía. Las contradicciones son parte del
proceso histórico, pero las mismas no son antagónicas, excluyentes sino que por
debajo de su aparente oposición tienden a la armonía final.
“El hombre
tiene una tendencia a socializarse, porque en tal estado siente más su
condición de hombre al experimentar el
desarrollo de sus disposiciones naturales. Pero también tiene una fuerte
inclinación a individualizarse (aislarse), porque encuentra
simultáneamente en sí mismo la insociable cualidad de doblegar todo a su mero
capricho y, como se sabe propenso a oponerse a los demás, espera hallar esa
misma resistencia por doquier. Pues bien, esta resistencia es aquello que
despierta todas las fuerzas del hombre y le hace vencer su inclinación a la pereza,
impulsándole por medio de la ambición, el afán de dominio o la codicia, a
procurarse una posición entre sus congéneres, a los que no puede soportar, pero
de los que tampoco es capaz de prescindir. Así se dan los auténticos
primeros pasos desde la barbarie hacia la cultura (la cual consiste propiamente
en el valor social del hombre); de este modo van desarrollándose poco a poco
todos los talentos, así va formándose el gusto e incluso, mediante una continua
ilustración, comienza a constituirse una manera de pensar que, andando el
tiempo, puede transformar la tosca disposición natural hacia el discernimiento
ético en principios prácticos determinados y, finalmente, transformar un
consenso social urgido patológicamente en un ámbito moral. Sin
aquellas propiedades —verdaderamente poco amables en sí— de la insociabilidad
(de la que nace la resistencia que cada cual ha de encontrar necesariamente
junto a sus pretensiones egoístas) todos los talentos quedarían eternamente
ocultos en su germen (…) El hombre quiere concordia, pero la Naturaleza sabe
mejor lo que le conviene a su especie y quiere discordia. “ (KANT)
Kant
divide al proceso histórico de la
humanidad en dos etapas:1) la que va del Estado de la naturaleza a la sociedad
civil y 2) de la sociedad civil (despótica) a la liberal que garantiza la
iniciativa privada y limita la libertad. En esta última el Estado garantiza el orden y la seguridad; así el orden burgués se
fundamenta como parte de la evolución natural de la humanidad. La paz interna
no solo es una necesidad a nivel
nacional sino que los es también en el ámbito internacional, en tal sentido las
naciones debe unirse en una confederación de naciones. Se desprende que el sentido de la historia de la humanidad es ir
a una paz perpetua bajo estados liberales.
*Profesor
de historiología en formación docente
Bibliografía citada
KANT, Immanuel (1784)
Ideas de una historia universal desde un punto de vista cosmopolita
MATE, Reyes(ed)(2005) Filosofía de la
historia, Madrid, Trota
ROLDAN,
Concha,(1997) Entre Casandra y Clío. Una historia de la Filosofía de la
historia, Madrid, Akal,
Publicado en El Popular. Semanario, Uruguay, 22 de noviembre
de 2013, N 251, 3ra época
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